sábado, 21 de junio de 2008

Starcraft

Aki un video xvr pa toos los fanaticos de Starcraft, aunq un tanto indignante vale la pena mencionar el trabajo de los sonidos originales del juego.

martes, 17 de junio de 2008

Sophie Ellis Bextor

si kieren buenas canciones lo mejor es buscar entre los éxitos raros q siempre kedaran en la historia.. aki una d mis favoritas, siempre la buscaba y me olvide d subirla desde el comienzo pero el sábado que estaba comprando ropa la escuche x casualidad y me dije: xq demonios no he subido esa cancion a mi blog?? pues aki esta Murder on the dance floor, enjoy it!!



(Murder)
It's murder on the dancefloor
But you better not kill the groove
Dj, gonna burn this goddamn house right down

Oh, I know I know I know I know I know I know
About your kind
And so and so and so and so and so and so
I'll have to play

If you think you're getting away
I will prove you wrong
I'll take you all the way
Boy, just come along
hear me when I say
Hey

It's murder on the dancefloor
But you better not kill the groove
Hey, hey
It's murder on the dancefloor
But you better not steal the moves
Dj, gonna burn this goddamn house right down

Oh I know I know I know I know I know I know
There may be others
And so and so and so and so and so and so
You'll just have to pray

If you think you're getting away
I will prove you wrong
I'll take you all the way
Stay another song
I'll blow you all away
Hey

It's murder on the dancefloor
But you better not kill the groove
Hey, hey
It's murder on the dancefloor
But you better not steal the moves
DJ, gonna turn this house around somehow
Murder on the dancefloor
But you better not kill the groove
Hey, hey
It's murder on the dancefloor
But you better not steal the moves
Dj, gonna burn this goddamn house right down

Don't think you'll get away
I will prove you wrong
I'll take you all away
Boy just come along
Here me when I say
Hey

It's murder on the dancefloor
But you better not kill the groove
It's murder on the dancefloor
But you better not steal the moves
DJ, gonna burn this goddamn house right down

It's murder on the dancefloor
But you better not kill the groove
Hey, hey
It's murder on the dancefloor
But you better not steal the moves
DJ, gonna burn this goddamn house right down

It's murder on the dancefloor
(On the dancefloor)
But you better not kill the groove
Hey, hey
It's murder on the dancefloor
(On the dancefloor)
But you better not steal the moves
DJ, gonna burn this goddamn house right down

I know, I know, I know, I know, I know...

lunes, 16 de junio de 2008

Only when i sleep

The Corrs es mi grupo d musika favorito a pesar q me gusta el metal y demas generos pero stos hnos son perfectos en su ejecucion.. impecables y perfectos

Dios según wikipedia..

La definición más común de Dios es como ser supremo, omnipotente, omnipresente y omnisciente. Creador, protector, juez y, en algunas religiones, salvador del universo y la humanidad. No es posible definirlo como algo conocido y establecer una descripción exacta y certera, por lo que la aceptación de su existencia y presencia viene dada por cada individuo, basándose en alguna de las religiones del mundo o por experiencia propia. Sobre esta definición existen variaciones:

  • Dios como ser capaz de insuflar el aliento adecuado que permite a sus adoradores sostener el sistema de autogobierno que él mismo define en un compendio de leyes, normas y/o principios catalogados en una colección de libros definidos como sagrados por sus seguidores, y cuyos redactores humanos declaran haber sido guiados por la iluminación de ese Dios. Al insuflar ese poder, no causa sufrimiento añadido al sistema de vida rutinario.
  • Dios como ser capaz de someter voluntades.
  • Dios como algo supremo, pero no necesariamente como un ser.
    • Algunas ideas sobre Dios pueden incluir atributos antropomórficos: sexo, nombres concretos e incluso exclusividad étnica, mientras que otras ideas son meramente conceptos filosóficos.
    • La idea de Dios suele ir entremezclada con la definición de verdad, en la que Dios es la suma de todas las verdades. Desde esta perspectiva, la ciencia es sólo un medio de encontrar a Dios.
    • Existen divergencias al definir a Dios, bien como una persona o, más bien, como una fuerza o impulso impersonal. También son diversas las formas en las que se entiende que Dios se relaciona con el hombre y la apariencia que Dios tiene.
    • Algunas concepciones de Dios se centran en una visión de éste como una realidad eterna, trascendente, inmutable y última, en contraste con el universo visible y continuamente cambiante.
  • En algunas religiones y corrientes filosóficas, Dios es el creador del universo.
  • Algunas tradiciones sostienen que, además de creador, Dios es conservador (teísmo), mientras que otros opinan que Dios es únicamente creador (deísmo).
  • Principalmente, a Dios se le atribuyen omnipotencia (todo lo puede), omnisciencia (todo lo sabe), omnipresencia (todo lo abarca) y omnibenevolencia (es absolutamente bueno). Sin embargo, no todos afirman que Dios es moralmente bueno. Mientras que algunos consideran que Dios representa lo moralmente bueno, admitiendo que existe una definición objetiva de lo bueno y lo malo, para otros Dios está por encima de la moralidad, o la determina, de manera que es bueno lo que Dios quiere que sea bueno. No todos sus atributos concuerdan, apareciendo contradicciones que hacen a los críticos negar que Dios pueda tener a la vez los cuatro atributos indicados. Por ejemplo, se afirma que si Dios es el creador omnipotente, omnisciente y el único juez, entonces al crear a la humanidad, incluidos ateos y paganos, sabe cómo será su comportamiento y tendrá que enviarlos al infierno. Este Dios no puede, por tanto, ser bueno desde el punto de vista de todos los humanos, del mismo modo que algunos afirmarán que no todos los humanos son buenos desde el punto de vista de Dios. Éste, el problema de la existencia del mal, es uno de los obstáculos planteados por los escépticos para aceptar ese concepto de Dios. Los creyentes suelen alegar el «libre albedrío» de los seres humanos para explicar el mal en el mundo, aunque ese argumento no sirve para explicar el mal en la Naturaleza (aunque no está del todo definido el concepto de mal en la Naturaleza, pues existe el problema de que, si el bien y el mal es cuestión de opción hecha (por libertad o razonamiento), la Naturaleza carece de este tipo de opciones, simplemente es como es); y por otra parte, los críticos no consideran compatibles la omnipotencia y la omnisciencia de Dios con el libre albedrío, alegando que si Dios todo lo puede, intervenir implicaría obstaculizar la libertad del ser humano; o el saberlo todo implicaría también que no hay nada dentro de la libertad del ser humano que no esté previamente fijado y dicho. Al respecto de la omnipotencia, se contrapone la característica omnibenevolente de Dios, que al poderlo todo no necesariamente lo hace, sino que deja al ser humano actuar de acuerdo con la característica libre con que lo creó en un inicio y no interfiere, ya sea por apatía o placer (lo que de nuevo contradiría la benevolencia de Dios), o por respeto (nacido de su benevolencia) a la naturaleza con que fue creado el hombre.
  • La teología negativa (o vía negativa) aduce que no se pueden determinar afirmaciones concluyentes sobre los atributos de Dios, mientras que los agnósticos consideran que el limitado conocimiento humano no permite obtener pruebas concluyentes de qué o cómo es Dios. Algunas costumbres relacionadas con el misticismo establecen unos límites al poder de Dios, al considerar que la naturaleza suprema de Dios no deja lugar a la casualidad.
  • La concepción de Dios como ente individual es una característica del monoteísmo, pese a que no existe una definición exacta y concreta del monoteísmo. Las diferencias entre monoteísmo y politeísmo dependen de la tradición de los pueblos (ver Trinidad, Dualismo y Henoteísmo).
  • Algunos sostienen que tan sólo existe una única definición válida de Dios, mientras que para otros, cabe la posibilidad de que varias definiciones de Dios sean posibles a la vez.
  • Se puede construir una explicación sobre la existencia de Dios desde la Psicología, intentando establecer qué realidad externa se corresponde con su recreación mental. Así, a partir del estudio introspectivo de la consciencia, se llegaría a la conclusión de que ésta surge asociada a la experiencia de un cierto vacío. Por tanto, el vacío cósmico, mucho más puro y prácticamente continuo, llevaría aparejada una consciencia altamente desarrollada y unitaria. Es decir: Dios. El cual se expandiría en los confines de la existencia, ejerciendo una presión hacia el interior, sobre la materia, a la que mantendría reprimida; pese a ello, no se debería decir que Dios sea malo, ya que no podría dejar de expandirse, de perfeccionarse. Y puesto que nosotros sí somos capaces de contrastar las realidades más diversas, nuestro deber moral es suplir la falta de piedad de Dios y, a costa suya, aumentar el espacio disponible para la materia que nos rodea, elevar su nivel de consciencia.

Esta teoría encierra una aporía que es sostener un Dios en crecimiento, lo que sería contradictorio con la elemental concepción de que Dios o es infinito (por tanto no se expande) o no sería Dios. Además es una teoría que arroga funciones divinas al ser humano, el hombre sería el ser piadoso y Dios no. Ergo el ser humano estaría por encima de Dios, sería en efecto divino, ya que poseería el atributo de la piedad. Esto teológicamente constituye soberbia, que es la proposición del ser humano como ser por encima de Dios. Ver Teología

En las grandes religiones monoteístas judaísmo, cristianismo, islamismo, fe bahá'í y sijismo, el término «Dios» se refiere a la idea de un ser supremo, infinito, perfecto, creador del universo, que sería pues, el comienzo y el final de todas las cosas. Dentro de las características principales de este Dios Supremo estarían principalmente:

  • Omnipotencia: poder absoluto sobre todas las cosas;
  • Omnipresencia: poder de estar presente en todo lugar;
  • Omnisciencia: poder absoluto de saber las cosas que han sido, que son y que sucederán.

Postulan que Dios es un ser amoroso con su creación y justo. Por medio del Espíritu Santo, Dios puede instrumentalizar a personas escogidas para realizar su obra. Dios es además inteligencia y además puede expresar emociones como ira, alegría o tristeza.

El hombre puede hablar y comunicarse directamente con Dios, sin intermediarios, mediante la oración, puede recibir revelaciones personales, sabiduría e inteligencia adicional para entender los misterios de Dios. Dios además hace revelaciones a profetas, cara a cara, como es el caso de Moisés, Elías y otros profetas. La obra de Dios es dar a los hombres el regalo de la salvación y la vida eterna.

Kamikaze

Uno de mis grupos favoritos aunque casi nada valorado dentro de mi pais :-( es Amaral!! aquí les dejo una previa de su nuevo album:

III Parte. Helena. 1.9

Al día siguiente Helena estaba sentada junto a Lennart en el mismo sitio donde se conocieron dos meses atrás: junto a las aguas saladas del lago Deydra. Lennart sabía que algo malo había pasado, pero Helena se negaba a contarle, sólo le decía que se lo diría en momento adecuado, tal vez mañana, tal vez pasado pero se lo diría. Claro que la insistencia de Lennart pudo más y Helena le contó todo; desde que su prometido había regresado y que no quería lastimarlo dejándolo después de una relación tan larga sin que Axel supiese aunque sea un motivo realmente valedero; no quería dañarlo porque no era culpable de nada y sería injusto hacerle eso. Lennart escuchó todo impasible pero no entendió realmente que era verdadero y que estaba acabando con lo más bello que le había sucedido en la vida. En realidad, Helena ya le había hablado antes de su prometido, pero Lennart lo sintió distante, más bien como se piensa acerca de una excusa y nada más. Pero era real; ahora estaba aquí y lo apartaba de su amada Helena. Mucho después, reflexionándolo una y otra vez, y devanándose los sesos irrepetibles veces tratando de entenderlo, nunca comprendió porque le dijo a Helena lo que dijo.

-No importa lo que pase, vuelve con él si de verdad lo quieres.

Helena se conmovió realmente, ¿cómo podía decir eso?

-¿Por qué eres tan cruel contigo mismo?

-Porque hay una gran diferencia entre lo que debemos hacer y lo que queremos hacer. Si tú tienes que apartarte de mí para ser feliz, hazlo; yo estaré feliz de verte sonriendo no importa al lado de quien sea.

Lennart la abrazó. Helena creyó que era una forma de protegerlo, pero la verdad era que Lennart ya no quería que Helena vuelva a ver las lágrimas en sus ojos. Todo lo bello acaba. La primavera se va y regresa al siguiente año; el sol se va todas las tardes, y regresa glorioso al día siguiente; pero el amor se va y es posible que nunca regrese.

-¿Cómo se llamaba tu prometido?

-No se llamaba.

Era más que evidente que ella no quería hablar del tema. Sin embargo no se movía de allí y seguía al lado de Lennart. A veces uno cree que el mundo está a su favor, siente que todo es maravilloso y no importa nada más que vivir para nuestro ser amado. ¿Por qué no puede durar eternamente esta sensación?, ¿es qué acaso la felicidad es relativa?; o peor aun, ¿acaso el amor es sólo una ilusión para sentirse mejor cuando estamos solos durante la noche? El mundo es cruel: nos hace creer que todo es maravilloso y de repente nos lanza al abismo. Lennart se sentía horrible. Él creyó realmente que ella había llegado a quererlo de verdad. ¿Acaso sólo había sido un juego para ella? Ella sabía muy bien que él daría su vida por ella; ¿Por qué hacía esto?

-Es tarde,- dijo Lennart,- te acompaño hasta el castillo.

-No es necesario, - contestó ella, deseosa de irse rápidamente.

Y se fue. Lennart se quedó allí sentado, viendo como Helena se iba en Ashta, más veloz que cualquier otro día. Estuvo allí hasta el día siguiente, encima de la que fue Deydra, la única que entendía ahora su dolor. Lo malo es que no pudo ver las lágrimas del corazón de Helena por culpa de la luz y la sombra de su propia alma.

III Parte. Helena. 1.8

Helena siguió confundida durante el resto de la noche. Aunque ya hubiera tomado una decisión no estaba totalmente segura de que fuera lo mejor para todos. No tenía duda alguna de que Lennart la amaba; lo había demostrado una y otra vez, y sería capaz de ir hasta el fin del mundo por ella, lo sabía muy bien. Pero había algo muy importante que Lennart no había logrado obtener del todo de Helena: su confianza. A Axel le había costado los ocho meses que estuvo junto a ella, pero la consiguió. En cambio, Lennart solamente tenía un mes y un poco más de haberla conocido, ¿sería suficiente? No, tal vez no. Pero cuando tuvo que enfrentar el hecho de ya estar comprometida con el Príncipe Agadir se dio cuenta de que su destino tenía que estar sellado de alguna forma inclusive después de haber aceptado sin razones válidas a Lennart. En realidad, lo amaba tanto como al otro, pero además lo co­nocía mucho más, y sus cartas no tenían la fiebre de las cartas del otro, ni le había dado tantas pruebas conmovedoras de su determinación.

Axel Agadir la quería bastante, pero no era de las personas que daban muestras ardorosas de sus intenciones. Además, era extraño que un príncipe sensible como él sólo le ofreciera bienes terrenales: un hogar estable, hijos y una vida feliz para siempre y en calma, muy parecido a la felicidad ideal, pero ¿realmente esto es el amor? No sabía si lo era, y estas dudas aumentaban su confusión, porque tampoco estaba convencida de que el amor fuera en realidad lo que más falta le hacía para vivir. Antes vivía tranquila, y con un poco de esfuerzo lograría hacerlo de nuevo, ¿no? No, era tonto tratar de engañarse de esa manera con algo tan ilógico. Sin embargo no veía otra manera de acabar todo: tendría que dejar a Lennart y volver con Axel; así sus padres la apoyarían con una relación que si era posible en el mundo real y que le daría la tan ansiada estabilidad a su vida. Era lo necesario para estar mejor.

-Ojalá esté haciendo lo correcto.

sábado, 7 de junio de 2008

Seguridad y encriptación

Aunque se ha publicado más información sobre el criptoanálisis de DES que de ningún otro cifrado de bloque, el ataque más práctico a día de hoy sigue siendo por fuerza bruta. Se conocen varias propiedades criptoanalíticas menores, y son posibles tres tipos de ataques teóricos que, aún requiriendo una complejidad teórica menor que un ataque por fuerza bruta, requieren una cantidad irreal de textos planos conocidos o escogidos para llevarse a cabo, y no se tienen en cuenta en la práctica.

La máquina de crackeado de DES de la Electronic Frontier Foundation contenía 1,536 chips y podía romper una clave DES por fuerza bruta en días — la foto muestra un circuito con varios chips Deep Crack.

La máquina de crackeado de DES de la Electronic Frontier Foundation contenía 1,536 chips y podía romper una clave DES por fuerza bruta en días — la foto muestra un circuito con varios chips Deep Crack.

Ataque por fuerza bruta

Para cualquier tipo de cifrado, el método de ataque más simple es el ataque por fuerza bruta — probando una por una cada posible clave. La longitud de clave determina el número posible de claves, y por tanto la factibilidad del ataque. En el caso de DES, ya en sus comienzos se plantearon cuestiones sobre su longitud de clave, incluso antes de ser adoptado como estándar, y fue su reducido tamaño de clave, más que el criptoanálisis teórico, el que provocó la necesidad de reemplazarlo. Se sabe que la NSA animó, o incluso persuadió a IBM para que redujera el tamaño de clave de 128 bits a 64, y de ahí a 56 bits; con frecuencia esto se ha interpretado como una evidencia de que la NSA poseía suficiente capacidad de computación para romper claves de éste tamaño incluso a mediados de los 70.

Académicamente, se adelantaron varias propuestas de una máquina para romper DES. En 1977, Diffie y Hellman propusieron una máquina con un coste estimado de 20 millones de dólares que podría encontrar una clave DES en un sólo día. Hacia 1993, Wiener propuso una máquina de búsqueda de claves con un coste de un millón de dólares que encontraría una clave en 7 horas. La vulnerabilidad de DES fue demostrada en la práctica en 1998 cuando la Electronic Frontier Foundation (EFF), un grupo dedicado a los derechos civiles en el ciberespacio, construyó una máquina a medida para romper DES, con un coste aproximado de 250000 dólares (véase EFF DES cracker). Su motivación era demostrar que se podía romper DES tanto en la teoría como en la práctica: "Hay mucha gente que no creerá una verdad hasta que puedan verla con sus propios ojos. Mostrarles una máquina física que pueda romper DES en unos pocos días es la única manera de convencer a algunas personas de que realmente no pueden confiar su seguridad a DES." La máquina rompió una clave por fuerza bruta en una búsqueda que duró poco más de 2 días; Más o menos al mismo tiempo, un abogado del Departamento de Justicia de los Estados Unidos proclamaba que DES era irrompible.

Ataques más rápidos que la fuerza bruta

Existen tres ataques conocidos que pueden romper las dieciséis rondas completas de DES con menos complejidad que un ataque por fuerza bruta: el criptoanálisis diferencial (CD), el criptoanálisis lineal (CL) y el ataque de Davies. De todas maneras, éstos ataques son sólo teóricos y no es posible llevarlos a la práctica; éste tipo de ataques se denominan a veces debilidades certificacionales.

  • El criptoanálisis diferencial fue descubierto a finales de los 80 por Eli BihamAdi Shamir, aunque era conocido anteriormente tanto por la NSA como por IBM y mantenido en secreto. Para romper las 16 rondas completas, el criptoanálisis diferencial requiere 247 textos planos escogidos. DES fue diseñado para ser resistente al CD. y
  • El criptoanálisis lineal fue descubierto por Mitsuru Matsui, y necesita 243textos planos conocidos (Matsui, 1993); el método fue implementado (Matsui, 1994), y fue el primer criptoanálisis experimental de DES que se dio a conocer. No hay evidencias de que DES fuese adaptado para ser resistente a este tipo de ataque. Una generalización del CL — el criptoanálisis lineal múltiple — se propuso en 1994 Kaliski and Robshaw), y fue mejorada por Biryukov y otros (2004); su análisis sugiere que se podrían utilizar múltiples aproximaciones lineales para reducir los requisitos de datos del ataque en al menos un factor de 4 (es decir, 241 en lugar de 243). Una reducción similar en la complejidad de datos puede obtenerse con una variante del criptoanálisis lineal de textos planos escogidos (Knudsen y Mathiassen, 2000). Junod (2001) realizó varios experimentos para determinar la complejidad real del criptoanálisis lineal, y descubrió que era algo más rápido de lo predicho, requiriendo un tiempo equivalente a 239–241 comprobaciones en DES.
  • El ataque mejorado de Davies: mientras que el análisis lineal y diferencial son técnicas generales y pueden aplicarse a multitud de esquemas diferentes, el ataque de Davies es una técnica especializada para DES. Propuesta por vez primera por Davies en los 80, y mejorada por Biham and Biryukov (1997). La forma más potente del ataque requiere 250 textos planos conocidos, tiene una complejidad computacional de 250, y tiene un 51% de probabilidad de éxito.

Existen también ataques pensados para versiones del algoritmo con menos rondas, es decir versiones de DES con menos de dieciséis rondas. Dichos análisis ofrecen una perspectiva sobre cuantas rondas son necesarias para conseguir seguridad, y cuánto «margen de seguridad» proporciona la versión completa. El criptoanálisis diferencial-lineal fue propuesto por Langford y Hellman en 1994, y combina criptoanálisis diferencial y lineal en un mismo ataque. Una versión mejorada del ataque puede romper un DES de 9 rondas con 215.8 textos planos conocidos y tiene una complejidad temporal de 229.2 (Biham y otros, 2002).

III Parte. Helena. 1.7

Helena estaba cada vez más triste. Ese día cuando volvió a encontrarse con Axel se dio cuenta de lo que había estado haciendo durante todo este tiempo. Ella era una mujer comprometida, no podía jugar así como así con los sentimientos de alguien, aunque ahora no supiese con certeza con los sentimientos de quien estaba jugando, si con los de Lennart o con los de Axel. Sabía que quería mucho a Lennart, pero ya no estaba segura si era algo verdadero o sólo una ilusión. Axel le ofrecía un futuro seguro, confiable, le ofrecía cobijo y confianza, además de que él la quería mucho y ella lo sabía. Lennart era genial, pero no tenía algo para ofrecerle, tal vez sólo amor puro, pero no basta sólo con eso...

¡Alto! Ese tipo de pensamiento es de mis amigas, no el mío, se dijo a sí misma Helena, a la vez que daba otra vuelta en la cama. Pensó en pararse a cerrar la ventana porque realmente sentía frío a pesar de estar muy bien abrigada, pero no lo hizo. Quiso dormirse, pero por más que lo intentó, había algo que le revolvía la mente. Sabía que el amor era suficiente ahora, pero ¿sería suficiente después? Ella sabía perfectamente que Lennart la amaba muchísimo, con toda su alma como él aseguraba, pero también sabía que Axel era capaz de dar la misma cantidad de amor si ella le diera una oportunidad ahora que había regresado. Lennart nunca podría mantener un hogar estable simplemente con hechizos, no podría darle todas las comodidades a las que ella estaba acostumbrada a pesar de toda su magia, ya que sólo podía usarla en ciertas materias relativas a la naturaleza y en especial sobre el dominio del agua. Sin embargo, Axel podía darle todo eso y mucho más; era pues, un compromiso provechoso. Los padres de Helena aprobaban al Príncipe Agadir. Ambos sabían que era un buen muchacho para su pequeña hija, educado, de buena familia y sobretodo muy responsable y preocupado. ¿Qué más se podía pedir? Axel era evidentemente mejor que Lennart, pero ella sabía que estaba mal comparar así a dos personas. Sin embargo no pudo evitarlo y lo hizo. Con dolor lo pensó. Sabía que no quería dañar a Lennart, pero tampoco quería hacer sufrir innecesariamente a Axel que había sido tan bueno y comprensivo con ella. Los dos habían pasado ocho meses juntos y no quería cambiarlos de repente por un mes de felicidad con un hechicero de bosque. Cierto que Lennart no era tan atractivo, pero también tenía muchos defectos. Era demasiado sensible, cualquier cosa lo lastimaba de gravedad y se perdía en sus abismos de depresión. A ella no le gustaba para nada que él se pusiera así triste de nada evidente; le daba cólera como solía decir. A veces era realmente irritante con su comportamiento nada digno de un mago con tanta sabiduría como él. Solía ponerse a gritar sin razón y sólo paraba hasta que sus energías se acabaran. Helena extrañaba en esos momentos la seriedad y el buen porte de Axel, que sí sabía comportarse y no tenía sus ratos de inmaduro niño desprotegido. Pero Lennart la quería mucho y ella lo sabía muy bien, ahora con más seguridad que nunca desde aquel beso que ahora nunca debió suceder.

Aunque Helena ya había besado en anteriores ocasiones, ninguna fue tan especial como la de aquella tarde. Estaban los dos muy felices porque aquel día habían jugado con unas niñas del pueblo. Helena había sido muy hábil al jugar a la pesca-pesca y Lennart demostró su lentitud para aquel tipo de juegos. Las niñas fueron tan amigables con aquel par de extraños que hasta les rogaron asistieran al día siguiente para volver a jugar. Helena se reía como nunca y Lennart no recordaba lo feliz que se puede ser siendo niño: despreocupado y sin problemas, solamente con la radiante obligación de jugar todo lo que se pueda. La verdad, no se habían divertido tanto jugando así.

Ambos iban hacia el Paseo de las Rosas. Éste era un lugar especial sólo de los dos, ya que pocas personas conocían aquel lugar y era donde ambos iban a encontrar juntos sus almas. Allí habían pasado muchos momentos bellos, y el lugar no era menos: era como una escalinata de gradas grandes, con un acueducto que pasaba por el medio y con muchas rosas colgando por los costados. Según Lennart, éste era el lugar más bello de todo el bosque, y sólo lo había compartido con aquella persona especial a quien se lo reservaba. Los dos iban al Paseo de las Rosas para acabar ese día tan bonito bebiendo una botella de vino que Lennart había conseguido el día anterior después de ir caminando en busca de Helena hasta el lejano Palacio. Aunque Helena demorara en llegar hasta el bosque solamente cuarenta minutos cabalgando velozmente sobre Ashta, Lennart decidió hacer el camino a pie y llegar hasta la morada de su bella niña. Llegó después de cuatro horas de un infernal sol y haberse extraviado en el camino tantas veces que simplemente perdió la cuenta de cuantas veces había pasado por la misma posada para pedir instrucciones. Helena estaba en las afueras de Palacio junto a un par de cortesanas de su misma edad cuando vio a Lennart. Lo encontró sucio y desarrapado, pero lindo y enamorado. Ella despachó a sus amigas y acompañó a Lennart durante el poco tiempo que podía hacerlo, ya que también tenía deberes para con su padre. Antes de que Lennart volviera al bosque, Helena le alcanzó una botella del vino que ella añejaba en su habitación, porque era una gran amante de los vinos y porque Lennart era alguien muy especial que se merecía aquella botella. Bueno, ahora los dos iban a bebérsela juntos. Estaban los dos sentados muy juntos hablando y riendo. Todavía no se les quitaba el recuerdo del juego en aquel campo con las niñas. Helena estaba destapando la botella cuando Lennart la cortó.

-Tapa la botella.

Helena se sorprendió. ¿Por qué de repente y tan súbitamente ese tono?

-¿Por qué?

-Tapa la botella.

-Ya, está bien- respondió Helena más asustada que intrigada.

Fue entonces cuando Lennart dio su primer beso. Simplemente se acercó a los labios de ella y dejó que entendiera cuanto la amaba. Apenas si alcanzó a sentir el suspiro de sorpresa de una mujer bellísima en las tinieblas de su alma, abrigada en un vestido rojo eterno y con la respiración calmada, mientras ella le abrazaba fuertemente con una mano acariciando su espalda y una botella de vino en la otra y se entregó a sí misma despojándolo de la inocencia del primer beso. Al contrario de lo que él imaginó, incluso al contrario de lo que ella misma hubiera imaginado, no retiró los labios, ni los dejó inertes donde él los puso, sino que se confirió el permiso de dejarse llevar por algo que ya la tenía sin dormir desde hace mucho, acomodó su cabeza buscando la mejor forma de tenerlo y empezó a identificar con el tacto al hombre desorientado, a aquel pobre desamparado en busca de amor, conociendo su anatomía, la fuerza de su decisión, la forma de sus brazos haciéndolo suyo con una curiosidad minuciosa que terminó convenciendo a Lennart de que el Universo la había creado exacta a su medida. Indefensa a plena luz del día, a Helena no se le ocurrió otra cosa que colgarse de su cuello con botella en mano hasta que se gastaron en el beso todo el aire de respirar. Fue perfecto, único e irrepetible. Para colmo de bienes, la música llegó insondable y profunda, desde un lugar que nunca llegaron a definir muy bien, pero era perfecta y le daba el complemento exacto al momento. No había nada más que pedir: flores, soledad, música, y un sol hermoso que los contemplaba ruborizándose. Lennart se entregó de una manera tan conmovedora que Helena no dudó cuando habló.

-Mi Otra Parte.

Y ambos supieron que era cierto. No había nada más en el mundo, solamente ellos, su grande y verdadero amor y la dicha de haber encontrado a su Otra Parte. Claro que aún sabían que después de separarse aquella tarde volverían al mundo real, donde existen las dificultades económicas, el hambre, la aceptación de los demás, pero no importaba. Ahora sólo estaban ellos y nadie más; tal vez el músico que los acompañaba, tal vez el sol ruborizado, tal vez las bellas flores del Paseo, pero ¿y qué? Éste momento era sólo de los dos, y los demás debían aguantarse. Todo había sido perfecto, como si Dios lo hubiera guiado todo para que llegaran a ese minuto exacto de la vida donde se tiene la seguridad de que el mundo es algo mejor porque tienes alguien a tu lado que vea las cosas a tu manera. No se soltaron porque no había necesidad de hacerlo, los objetos a su alrededor flotaban y no había viento, cosa que Lennart lamentó porque si lo hubiera habido el viento habría podido proclamar por los cuatro rincones del mundo cuan grande era el amor que estaba en aquellos dos escogidos del destino. Helena lo dijo perfectamente ese día.

-Soy tan feliz.

Ojalá esas cosas fueran eternas.

III Parte. Helena. 1.6

Lennart esperó todo el día a que apareciese su niña linda. Cuando llegó el medio día ya estaba inquieto, aunque supiera que cualquier cosa en Palacio la podía haber retrasado. Ya había pasado antes en tres ocasiones; la clara diferencia es que Helena siempre le había anticipado que no podría ir a verlo justamente por aquellos inconvenientes en su casa. Cuando arribó la fría tarde Lennart estaba asustado, ¿le habría sucedido algo en el camino?, ¿estaría enferma de gravedad? La duda lo carcomía por dentro y no dejaba en paz su mente. Después de todas las cosas que habían pasado entre los dos, solamente ahora, Lennart podía asegurar con total certeza y seguridad a no fallar si apostaba que Helena era su Otra Parte. Lo sabía por la forma en que ella lo miraba, la forma en que ambos se sentían incómodos incluso ya conociéndose a la perfección. El amor era la única excusa que ahora encontraba Lennart para seguir viviendo.
Pero si Lennart pensó que era el único que quería a Helena estaba equivocado. Axel Agadir sabía que ella era la única excusa para convertirse en el gran príncipe que todos respetarían durante un largo reinado. Desde que la había conocido sabía que no hacía falta ser el mejor guerrero de todo el reino, pero se esmeró en serlo. No era necesario ser el mejor arquero en todo el reino, pero aún así lo consiguió después de derrotar al mismísimo Vijei, el Cazador de la Muerte. Se aventuró a expandir su reino cuando éste era el más pequeño e inofensivo de los reinos árticos. Aunque muchas batallas fueron realmente insulsas, las ganó todas. Se empeñó en eso con tanto fervor que se convirtió en su gran amor: no podía estar en paz si no era capaz de demostrar su superioridad como gran estratega. Una vez derrotó a veinte mil soldados con solamente ocho mil hombres. Axel simplemente utilizó el elemento geográfico y aprovechó el hecho de que sus contrincantes no fueran capaces de resistir caer dentro de las gélidas aguas del Mar del Norte.
Su nombre se iba forjando leyenda poco a poco. Axel sabía que ahora sí era feliz: tenía un nombre que hacía temblar inclusive a gobernantes de reinos alejados; era inteligente, bien parecido y con la fuerza suficiente para retar a cualquiera a una buena pelea seguro de ganar; y tenía a Helena. ¿Quién no querría tener a una prometida tan hermosa como la que él tenía? A pesar de haber estado con muchas mujeres durante sus campañas, no era necesario de que Helena se enterara de eso, ya que solamente pensaba en tener una familia con tan hermosa mujer y ser feliz el resto de sus días con una vida cómoda y sencilla. Helena era demasiado atractiva para no negarse a estar con ella, y eso fue lo primero que le atrajo de la chica. Poco a poco fue descubriendo que ella era una niña aún que necesitaba protección y seguridad, y él se esforzó en parecer alguien maduro para cuidarla y alejarla del sufrimiento que era el primer temor de Helena, que terminó siendo de verdad el adecuado para defenderla como veremos más adelante.
Axel se enamoró así de Helena. El Príncipe Agadir solía contar que no experimentó ninguna emoción cuando conoció a la mujer con quien habría de decidir compartir todo hasta el día de la muerte. Recordaba el vestido celeste con bordes de encaje, los ojos febriles, el largo cabello suelto sobre los hombros, pero estaba tan obnubilado por la importancia de la negociación entre el Rey Gonzalo y el Consejo de las Nieves, que no se fijó en nada de lo mucho que ella tenía de adolescente seductora, sino en lo más superfluo de sus conversaciones. Le atrajo la idea obsesiva de Helena de que la luna no era nada sin el sol, que el sol necesitaba siempre a la luna, que el sol y la luna no son nada sin las estrellas, y que finalmente el sol, la luna y las estrellas no son nada más que simples pinturas mentales. Axel decidió conquistar a esa bella mujer, hija de un rey poderoso e influyente, famoso por haber sido uno de los pocos visitantes de Rosenrot, la legendaria montaña portadora del Quinto Elemento.
La veía a diario. Helena lo acompañaba porque era una forma nueva de pasar los ratos de ocio. Él era atractivo, no podía negarlo, pero no había sentido una llama de pasión o algo por el estilo cuando lo conoció, simplemente pensó que era uno de esos príncipes pedantes que sólo piensan en sí mismos y no les interesa nada más. Pero poco a poco lo fue conociendo mejor y se dio cuenta de que era alguien sensible y muy dulce. Helena se comportaba delante como una niña inmadura, y él era demasiado comprensivo con ella. Poco a poco Helena se fue convenciendo a sí misma de que éste era el hombre que tanto había esperado desde siempre, así que se obligó a quererlo. Generalmente, cuando él estaba lejos en alguna campaña militar Helena no lo extrañaba, y luego se sentía culpable de no poder quererlo como se debía. A veces se cuestionaba si de verdad lo amaba, pero luego dejaba de pensar en eso y se distraía con cualquier cosa que estuviera a la mano. No lo hacía por crueldad o insensibilidad, sino porque no le gustaba sufrir en vano y prefería evitar todo aquello que le pudiera causar dolor, inclusive cuando fuera a dañar a otras personas. Helena era así, y nadie lo cambiaría, ni siquiera Axel, ni Lennart, ni ambos juntos.

jueves, 5 de junio de 2008

Quemar las naves

Aquí una canción que marcó época en mí:



Un día me voy a ir
Y no volveré jamás.
Prefiero la soledad
A vivir sin mi verdad.

Un día me voy a ir
Seguro me extrañarán.
Como el ave de ciudad
Se va buscando la mar.

Porque al final
Aunque esté feliz aquí
Debo emigrar
A un lugar lejos de ti
No me entiendas mal
Que no es cosa de los dos.
Parece el final, pero es mi principio.

Un día me voy a ir
y no volveré jamás.
Prefiero la soledad
A vivir sin mi verdad.

Porque al final
Aunque esté feliz aquí
Debo emigrar
A un lugar lejos de ti
No me entiendas mal
Que no es cosa de los dos
Parece el final, pero es mi principio
No me entiendas mal
que no es cosa de los dos
Parece el final, pero es mi principio.

Un día me voy a ir
Y no volveré jamás
Prefiero la soledad
A vivir sin mi verdad.

Sin mi verdad

lunes, 2 de junio de 2008

ella y el (perdon anticipado, indiscrecion necesaria x no perder algo important para el mundo entero)

No lo leas si no es previsto q lo hagas , hoy pensando q fui otra persona completamente diferente a ti y a alguien q esta aqui hay tanto q decir y tan pocos momentos aunq trate de olvidar too es algo q no puedo, los hechos son tan frios y duros como la locura y si puediuera retroceder los años y los dias talvez pudria arreglar algo , talves no soy mas conciente q antes nada cambiaria los ultimos momentos me atacan mas seguido como si quisieran recordarme q esoty sola , un refugio y un lugar para mi mente y otro a mi corazon , los hechos y aquellos q me vieron reir con algo parecido a una sonrrisa y jamas supieron q era dolor en verdad , cuanto mas puede mentir una persona , cuan poco ùedes saber quien es aun siendo su amigo , los ojos de aquel hombre se humedecieron al saber q no habria vualta , como q ayer ya no esta aqui y solo se puede pedir fuerza y caracter o dejarte morir en una esquina o llorando en cada palabra y al caminar todos pensaran q estas bien ,q estas alli , no notaran el vacio en tu vida ,no notaran q no estan mas , y cuando lo noten p`referiran no hablar , pues el silencio es mas tranquilo y mas pagado .
la soledad no es algo seguro es una eleccion , y nadie sabe completamente lo q elije hasta q lo siente , los pocos de dia a dia , un dia se convierten en una lluvia intensa con granos de metal q caen sobre tu cabeza y nunca sabras si quedo algo de ti , o si la culpa te hara mas fuerte o si tooos crene q ya nada te importa , o quieres llorar y pedir perdon pero ,nop hay mas person la lluvia cae y te dejas morir lentamente algo q ti murio con ese ultimo te quiero q te duele mas q antes porq ese fue el fin , no te llamo la temcion escucharlo solo te diste cuenta ahora q era la ultima ves q lo escucharias , no lloras por nostalgia lloras porq quieres q todo vuelva .
los ultimos momentos vividos fueron los mejores y desgarradores , asi como el odio se tranformo en amor , ya no sabes si puedes seguir afrontando cada dia , y pregunto , Parar es lo mejor ? o seguir fingiendo con todos q esto no ocurrio y q el metal no te rompe con la mirada , u7na suplica de silencio hara q todoaqueloo vuelva a tu mente y talves ser fuerte sea negar todo y seguir de pie pero . alejaste a todos de ti , no sabras como seguir y si lo sabes talves habra q llamra los ojos hacia otro lado y sin saber q hacer , volveras a otro.
No te sien6tes triste te sientes algo desolado y culpable de too , aunq sabes q lo eres la tranquolidad de tu emnet te lleva a respirar y no deja q desfallescas mas , pero al recordar los pensamientos y las palabras te llaven al eterno culpable y al yo personal , nada de eso hubiera pasado si tan solo hubieras quitado esom de ti , una parte punzante de efimnero dolor , cada golpe y cada beso se convirtieron en pequeños metales q siguen cayendo , te respondes q fue mentira q la esdtabilidad volvera , pero talves debas dejar q piensen q estas bioen , para no llamar mas la atencion , dejar como siempre q te vean fira e indiferente a lllorara poor cada cosa , las mañanas seranm eternas y si te vas , algun dia regresarasy talvez en veradd en ese momento te des cuenta q todo vario el paisaje , q las cosas no fueron tan injustas y aunq estes sola , nada dejara de estar ahi.

III Parte. Helena. 1.5

El Príncipe Agadir volvió con los primeros signos de otoño. Llegó sin séquito y sin ruido, ya que estaba tan acostumbrado a las celebraciones post guerra que ya simplemente las detestaba. Sin embargo, algo lo devolvió a la impresión de que ahora estaba en su hogar y ya no en un campo de batalla. Era ella. Atravesaba la Plaza de la Catedral acompañada por Ashta, su caballo, que llevaba los canastos para la merienda, y por primera vez la veía vestida sin el vestido de gala. Estaba más alta que cuando él la dejó, más perfilada e intensa, y con la belleza depurada por un dominio de persona mayor. El pelo le había crecido, pero no lo llevaba suelto en la espalda sino arreglado en una cola que parecía una torre dominando su cabeza, y aquel cambio simple la había despojado de todo rastro infantil. Axel se quedó atónito en su sitio, hasta que la criatura de aparición acabó de cruzar la plaza sin apartar la vista de su camino. El mismo poder irresistible que lo paralizaba le obligó después a precipitarse en pos de ella cuando dobló la esquina de la catedral y se perdió en el tumulto ensordecedor de los vericuetos del comercio.

La siguió tan de cerca como pudo, pero ella había adquirido una agilidad admirable para caminar entre cualquier obstáculo que Axel no casi podía seguirla con la vista. Pasó al lado de una verdulera, empujó a tres ancianos que discutían en medio de todos la suba de los huevos por culpa de la epidemia de muertes de gallinas y evitó con gran agilidad a un niño que lo reconoció y que no creía realmente estar viendo al mismísimo príncipe Axel Agadir en persona. Poco a poco logró acercarse a ella, hasta que estuvo lo suficientemente cerca para susurrarle:

-Cada vez hay más gente en la ciudad, ¿no crees?

Helena volteó y se asustó. Axel no esperaba aquella reacción de parte de ella; más bien creía que ella lo abrazaría emocionada de reencontrarse después de casi cuatro meses de no verse. Pero Helena seguía allí, sorprendida, pasmada, sin saber que hacer con su cuerpo. Luego recobró el dominio y lo saludó.

Aquello la devolvió al mundo real. A veces es muy lindo soñar con muchas cosas o con muchas personas, pero siempre debemos atenernos a la realidad, a lo que realmente existe y es posible de alcanzar. El Mago era alguien muy tierno de verdad, y Helena sabía que la quería mucho, pero a la vez estaba Axel, el que sería su esposo, aquel del que ella ya estaba enamorada. ¿Por qué tenía esta vacilación? Sin duda, si amara realmente a uno de los dos no haría falta ni pensarlo ya que el amor es absoluto y ella lo sabría. Pero amaba a los dos de alguna forma. ¿Qué haría ahora? Helena tenía problemas.

III Parte. Helena. 1.4

Poco a poco, Helena fue añadiendo a su rutina diaria los paseos por el bosque a orillas de un lago que reflejaba el estado del alma. Le encantaba estar al lado de aquel hombre que le contaba de su vida y sus aventuras. A él, claro, no le importaba que Helena dijera pocas cosas acerca de ella misma, ya que disfrutaba de su compañía mucho más de lo que ella imaginaba. Ambos fueron conociendo poco a poco las maravillas de la compañía: el Mago era solitario por el lugar en donde vivía y Helena era solitaria por naturaleza. Era una chica bastante peculiar. Bellísima como no se puede describir, pero también incorregible en muchos aspectos. A pesar de la envidiable serenidad y responsabilidad que manejaba muchas veces, los que mejor la conocían sabían que era una total niñita inmadura con muchos defectos. Era orgullosa, no soberbia, ya que le encantaba que la alabaran pero no le gustaba tener que presumirlo todo. Aunque no le gustase ser el centro de la atención, si le encantaba que la gente se diera por enterada de que ella era inteligente y buena chica. Le encantaba pintar, al igual que a su madre, la reina Beatriz, y era muy buena en su arte. Pocas veces no se le oyó quejarse de algo; era enfermiza, le dolía algo todo el tiempo y quería que todos la atendieran por eso. Tal vez le gustaba ser el centro de la atención, pero lo disimulaba de manera perfecta. A pesar de todo eso, era inteligente como pocos nobles del reino. Era capaz de memorizar casi todo lo que escuchaba, y podía realizar cualquier cálculo astronómico sin necesidad de coordenadas exactas y mapas referenciales. Su belleza física era frígida y rara de entender: su rostro fino de contornos delicados acababa en una lozanía de cuello indescriptible. Su piel era del color de la leña mojada, y sus labios eran rosados como sus dulces mejillas cuando se avergonzaba. Así como exhibía su inteligencia, también Helena exhibía su hermoso cuerpo, moldeado y perfeccionado por el trote suave y el ejercicio continuo, unos hombros algo anchos con unos brazos delgados desde cuya raíz nacían dos senos jóvenes que daban magnificencia a esa bella figura además de estar en correlación con unas espléndidas asentaderas en consonancia con su pelvis, sustentada a su vez por unas piernas esbeltas, aunque robustas, que daban el toque final a aquella bella pieza de escultura cuidadosamente creada. Era hábil para bailar y caminaba con la facilidad de un ciervo libre en el bosque. Cada vez que alguien se acercaba a ella quedaba fascinado por esa aura de inmensidad que parecía rodearla. En realidad si poseía aquella aura: era la conciencia de ser bella y disfrutar de ella misma.

Con tal descripción, parecería mentira que aquella dama inconcebible no hubiera tenido muchos pretendientes serios. Y los tuvo, en efecto. Muchos solo quisieron acercarse a ella por su belleza, otros por su posición, pero todos terminaron enamorándose de ella. Nadie se podía resistir a sus inalienables encantos. Los pretendientes fueron tantos que ella nunca podrá recordarlos a todos, pero si podrá esconderlo para siempre, ya que le gusta que nadie conozca su corazón. No le dirá a nadie cuantas veces le gustó alguien y calló, o cuantas veces alguien le juró amor eterno y ella lo rechazó, simplemente porque aún esperaba a su príncipe azul. Y llegó, como ella esperaba, o al menos eso pensaba. Conoció al príncipe Axel Agadir en un baile, cuando sus padres hicieron un encuentro importante para tratar acerca de negociar ciertas rutas de comercio con los países extranjeros del norte. Agadir era hijo del mismo frío, y por eso no le sorprendió que las manos de Helena siempre estuvieran heladas. Ella se justificó como solía hacer a menudo para ocultar las cosas que la avergonzaban.

-Es que soy friolenta, no es mi culpa.

-¿Y a mí que me importa si es tu culpa o no? De todas formas quisiera tomar tu mano.

Ella se la dio gustosa de estar con un príncipe tan atractivo. Lógicamente que sus encantos surtieron efecto otra vez y no pasó mucho para que el príncipe de las tierras heladas decidiera quedarse a vivir un tiempo en aquel reino tan amistoso. Todos los días él iba a visitarla, y a ella no le molestaba su compañía. A veces sí, pero sabía soportarlo, hasta que después de un buen tiempo logró acostumbrarse a él y él logró acostumbrarse a soportarla. Un buen día, él la llevó aparte y comenzó con una perorata muy romántica, pero demasiado predecible. Claro que Helena dijo que sí; nunca se tiene una oportunidad en la vida así dos veces. Es así como el príncipe Axel Agadir y la princesa Helena anunciaron a todo el mundo su feliz compromiso a realizarse en dos años.

Helena era feliz. Su novio era perfecto: maduro, guapo, tenía un gran reino bajo su mando, la gente lo quería, los padres de Helena lo querían, e incluso ella misma comenzó a quererlo más. No podía pedir más, ya que lo tenía todo: un feliz futuro por delante, unos padres que la querían mucho, talentos y virtudes, belleza envidiable y un hombre muy apuesto que la adoraba. ¿Qué más se necesita para ser feliz?

-Conocer al verdadero amor y luchar por él,- dijo el Mago cuando un extraño le sugirió la misma pregunta. Lennart, a pesar de toda su magia, nunca había encontrado el verdadero amor y no sabía realmente si este existía. Su existencia era triste: solo en el bosque, sin más compañía que la de la voz del viento y el alma de Deydra vagando por el lago. Podía salir de allí cuando él quisiera, pero no lo hacía por propia voluntad. Sabía que su destino llegaría a él cuando él estuviera listo para afrontarlo. Desde pequeño Lennart se sintió atraído por aquellas historias en donde valerosos príncipes peleaban por su amor y rescataban a sus princesas de las garras de alguna criatura maligna o de algún hechizo que le impidiesen vivir en paz. Notó que en cualquier país, en cualquier reino, la gente más feliz era la gente enamorada, aquella que tenía un resplandor diferente en sus ojos y el pensamiento en algún otro lugar, seguramente donde su ser amado estuviese. Antonio di Fellatio le pedía que no se dejase llevar por romanticismos, que al fin y al cabo era una cosa banal que solamente alejaba a tu mente de trabajar al cien por ciento en las cosas realmente importantes.

-Pero Maestro,- preguntó Lennart cuando di Fellatio aún estaba vivo,- ¿acaso el amor no es más poderoso que la magia?

Y fue la primera y única vez que vio dudar a su Maestro antes de responder algo.

-El amor no es siempre tan fuerte. Ha habido casos en que puede derrotar a la tiranía, a la magia e inclusive a la misma muerte. Pero no te confíes, el verdadero amor es más raro que Dios vestido de rabino en medio de ladrones y prostitutas.

Una noche Lennart soñó con un trozo de papel. En él estaba escrito algo en lo que el Mago no creía: los que nos hacen llorar no merecen nuestras lágrimas, y quien las merece no nos hará llorar. El papel se lo daba un niño, y luego le enseñaba un desierto en el que estaría solo para siempre. En el sueño, Lennart lograba algo que siempre había deseado: tomar de la mano a alguien. Era lo que más deseaba en todo el mundo, inclusive más que obtener el poder absoluto de Rosenrot. Luego de ver que estaría solo para siempre, el niño le indicó un camino hacia un lago. Al principio no lo reconoció por culpa de los árboles caídos y la vegetación quemada, pero luego lo hizo; era el lago Deydra. Allí se quedaría para siempre, sentado, esperando algo que nunca llegaría jamás.

Al día siguiente, Helena entró en su vida. Era una niña muy linda, con ojos grandes vivarachos y voz profunda como la del viento. El cabello le caía en forma de flequillo que le cubría el ojo izquierdo. Lennart lo tomó como una señal: ella era lo que tanto había esperado y no debía dejarla ir. La amó secretamente, ya que los años de exilio voluntario lo habían vuelto tímido frente a aquella mujer y cualquier otra mujer. Cada día que pasaba a su lado se daba cuenta de lo tonto que había sido al no intentar esforzarse más por conocer el amor, que es de verdad lo único que le da sentido a nuestra vida.

Hay muchas personas que dicen que el amor es el peor de todos los males. Bueno, para Lennart si lo fue: cada vez que Helena se iba de regreso a su hogar, él se ponía mal y ansioso por volver a verla, que era la única medicina contra su miedo a la soledad. El remedio para este tipo de mal es confesarlo y Lennart tenía grandes problemas para esto. Intentó decírselo varias veces pero no pudo, unas por la situación y otras por la cobardía. Decidió entonces regalarle algo que era importante para él: un cofre de piedra volcánica con un pedazo de estrella. El cofre lo había obtenido después de muchos esfuerzos por alcanzar la isla en donde reside el volcán Corpigus, que luego sería llamado por un explorador inglés como volcán Terror. Procedía de aquellas tierras gélidas del sur que aún eran desconocidas en los mapas de la época, y que sin embargo eran muy ricas en tesoros únicos como la nieve eterna y las rocas invisibles. Lo que venía adentro del cofre lo había recogido después de haber visto una noche una lluvia de estrellas gigantes. Esta había caído cerca de donde estaban él y su Maestro, que se acercaron inmediatamente para recoger ese poco de polvo estelar. Era el regalo perfecto para demostrarle cuanto la quería. Lo malo es que tuvo el cofre en el bolsillo de su túnica durante varios días sin valor para dárselo. Ella lo notó y le preguntó que era aquello, pero él siempre le decía “luego te lo muestro”.

Así pasaron un par de días hasta que llegó la ocasión. No me refiero a que llegara la ocasión perfecta, sino a que simplemente llegó el momento de decirlo porque Lennart ya no podía seguir guardándose un secreto tan grande como el mundo dentro del pecho. Estaban los dos sentados debajo de un árbol comiendo un par de manzanas rojas cuando Helena le volvió a preguntar por aquella cosa en su bolsillo. Lennart simplemente se lo enseñó y le contó como los había obtenido. Helena miró el cofre con el contenido extasiada por un momento y luego se lo devolvió. Lennart le pidió que ella se lo quedase, pero Helena no quería hacerlo. En realidad, no había razón para quedarse con eso. Lennart siguió insistiendo, pero Helena no quería quedarse con eso.

-Vamos,- trataba de argumentar Lennart,- tú bien sabes que me gustas mucho.

Silencio. Ahora había que esperar. La verdad, Lennart no esperaba anda de ella, sólo quería que Helena supiera lo que sentía por ella. Aunque ella le dijera que no podía sentir nada por él, tal vez sólo una amistad, sería lo mejor, ya que así se quitaría el peso de un amor imposible de su mente.

-¿Ah si? Pues tú también me gustas...

Bueno, ya estaba. Espera. ¿Qué dijo? No era posible. ¿O sí? Eso era lo último que hubiera esperado escuchar Lennart, aunque también era lo que secretamente esperaba. ¿En verdad le gustaba? ¡Si, claro que le gustaba! En ese momento Lennart se sentía el hombre más feliz de toda la Tierra. Sabía que búsqueda espiritual se resumía en amar y aprender a ser amado por alguien, así que soltó prontamente la tormenta de su corazón. Era tan fuerte que Helena misma sintió el fragor dentro de él. Le confesó que no tenía ni un momento libre en que no dejara de pensar en ella, que la vida era ella, aquí y allá, en sueños y en vida, en luces y en sombras, repetida en todo lugar y en todo momento. No tenía vida para nada más que esperar a su regreso cada día, porque ella era la razón para seguir en un mundo donde ya nadie quiere aprender del amor porque piensan que es un tema muy bien conocido y vapuleado.

-Bueno, ¿y ahora qué?

Era la pregunta exacta. A pesar de sus vastos conocimientos del mundo mágico y los misterios del mundo, Lennart nunca se había preguntado que debía hacerse después de declararle a alguien que lo amas más que a nada en el universo. No hubo problemas porque la misma Helena se encargó de tomar la situación en sus manos, dejando todo en un simple receso. De esa forma no le había negado nada a Lennart, pero tampoco le había afirmado algo.

Lennart se volvió loco por ella. Las noches las pasaba eternamente, casi como si las horas no existieran. Sus deberes los hacía casi como si no debiera hacerlos, como si las demás criaturas del bosque no dependieran de él. No caminaba, flotaba, hasta la hora feliz en que llegaba Helena a compartir el día con él.

Poco a poco Lennart empezó a ser mejor de lo que nunca había imaginado ser. Ayudaba a las criaturas del bosque y lo embellecía cada vez más solamente para que su adorada Helena encontrara algo lindo cada tarde. Todos estos cambios eran claro efecto del amor correspondido. Poco a poco logró dominar totalmente a todas las criaturas del lago, cosa que no lograba antes debido a la terquedad del kelpie que allí habitaba. Mejoró su control sobre su elemento y consiguió que las lluvias llegaran aquel año antes de tiempo, todo a pedido de Helena.

Los días pasaban felices para los dos. Todos los días se veían y caminaban en busca de algo para aprender. Helena era demasiado lógica y fría para el pensamiento de Lennart: todo para ella debía tener una explicación científica comprobable por los expertos de Palacio. Lennart pensaba que ella creía en milagros y magia pero que ella no se atrevía a admitirlo delante de él. Pocas veces lograron concentrarse correctamente juntos, pasaban el tiempo bromeando y conociendo más el bosque. Una vez, Helena no halló a Lennart donde siempre se encontraban cada mañana. Lo esperó pero él no llegaba, así que decidió aventurarse sola en el bosque y buscarlo. Conoció criaturas raras, unas con colores imposibles y otras con olores irrecordables. Casi a medio día lo halló: estaba curando a un unicornio herido. Lennart le explicó que él no deseaba dejarla sola a ella, pero debía atender a tan fastuosa criatura porque era su deber cuidar de los indefensos de aquel bosque a orillas de un lago que refleja la condición del alma. Helena entendió entonces cuanto había cambiado aquel hombre; había mejorado mucho desde que lo conoció.

III Parte. Helena. 1.3

Helena durmió una noche feliz sin sueños. Cuando despertó, solamente tenía una idea en mente: volver a aquel lugar maravilloso a escuchar historias de aquel singular hombre. No estaba segura, pero sabía que la pasaba bien junto a Lennart Aresti, o al menos así decía llamarse el mago. Helena no lo dudó, deseaba otro día ensimismada con aquel hombre tan interesante, así que salió rápidamente al pueblo y pidió otra vez a Ashta, que la llevó velozmente a su objetivo. Allí estaba él, sentado en una roca con forma de mujer. Helena adivinó que aquella debió haber sido Deydra antes de convertirse en piedra.

-Exacto,- dijo Lennart antes que Helena se acercase a saludarlo, como si hubiera leído sus pensamientos,- Deydra se convirtió en esta misma figura en la que me apoyo.

Helena se acercó a contemplar mejor.

-Debió ser una mujer bellísima,- afirmó.- Sus rasgos son finos y sus ojos grandes y dulces.

-Es que era la mujer más bella del mundo…

-¿Pero?

-No hay peros.

Lennart estaba alegre de que Helena estuviera allí, pero estaba molesto porque no lograba controlar sus sentimientos. Si seguía así, tal vez terminara enamorándose de aquella doncella a quien difícilmente conocía. Helena notó la duda en el semblante de Lennart y trató de ayudarlo cambiando de tema, escogiendo aquel que la llevó al bosque desde el comienzo.

-Ayer mencionaste al Demonio. ¿Alguna vez lo has llegado a ver en persona?

Lennart se dio cuenta de que sucumbiría ante aquella grata voz y que ya podía dar por perdida la batalla.

-Si, si lo he visto, e inclusive negocié con él.

Helena parecía espantada por la respuesta.

-¿En serio?

-En serio, pero ya me alejé de eso.

Fue en aquel preciso momento cuando Lennart de veintidós años, tres meses, una semana, cinco días y nueve horas con catorce minutos decidió por primera vez abrir su corazón a alguien de quien solamente sabía el nombre y la edad. Le abrió el alma entera y se entregó sin quejas a un destino que estaba escrito desde que la más bella luz de todas naciera. Le contó toda su vida, y aunque era extensa y enmarañada en ciertos pasajes, Helena era un excelente auditorio, muy atento e inteligente. Tenía una muy buena memoria y Lennart no tenía que estar repitiendo a cada momento los nombres y denominaciones exactas de ciertos lugares complicados inclusive para la imaginación. Le contó todo: desde la alfa a omega: todo.

Lennart había nacido en medio de la servidumbre de un palacio. El sol estaba aquellos días sobre la casa de la Virgen. Por culpa de Tauro en la casa del Ascendente fue demasiado sensitivo. Mercurio lo hizo crítico, Urano fantasioso y Venus le deparaba una escasa felicidad. Sus padres estaban al servicio de la apagada dinastía Ruríkida. Un día, recibieron en Palacio a un hombre extraño: era sombrío, con cara huesuda y facha desaliñada. Decía que era él a quien necesitaba el rey para poder convertir a su hijo en alguien muy poderoso, alguien tan majestuoso y único que sería único entre los grandes y poderoso entre los poderosos. El rey recordó su orden de buscar a un brujo que entrenara a su heredero en las místicas artes de la hechicería, pero creyó que aquel alfeñique era un farsante. Lo mandó botar de palacio, pero el hombre dijo que no había necesidad de esto, ya que acababa de encontrar al que sería su aprendiz. Salió del Gran Salón, al tiempo que tomaba de la mano al hijo de la cocinera y el mayordomo sin que nadie se opusiera a algo. Fue así como Lennart llegó a estar bajo la tutoría de Antonio di Fellatio, que luego reveló su forma verdadera, que sin lugar a dudas era impresionante: la túnica verde hoja y el destello de sus ojos era realmente espeluznantes. Juntos recorrieron casi todo el mundo. Llegaron hasta las costas del floreciente Imperio de Sin, donde aprendieron un poco acerca de polvos mágicos y trucos de pólvora. Arribaron a las costas de la Galia, donde aprendieron a manejar el arco y la flecha de manos del mismísimo Vijei, el cazador de la Muerte. Lennart fue testigo de una de las grandes hazañas de Fellatio: la captura del fénix que lo acompañaría desde aquel momento hasta el final de sus días.

No fue sencillo. Primero tuvieron que escalar durante semanas las empinadas cumbres de la cima del mundo: el Himalaya. Una vez allí, esperaron a que hiciera su aparición la mítica ave. Esperaron en vano cuatro días. Al amanecer del quinto día, Lennart estaba casi congelado y no resistiría ni un minuto más en aquel fin del mundo. Pero como casi siempre sucede, la vida siempre espera a que estemos en momentos críticos para mostrar su lado bueno, en este caso, su brillo bueno.

El resplandor del fénix fue inolvidable. El pájaro era del tamaño de un cisne, y su cuerpo tenía gran similitud con dicha ave. Sus colores eran rojizos agresivos, y un límite dorado parecía contornear su cuerpo. Las plumas que más resaltaban eran las de la cola y la cabeza: grandes y de muchos colores, desde el verde hasta el amarillo. Su sola presencia en aquella zona blanca hasta el infinito traía una sensación de tranquilidad única. Antonio se levantó e hizo crecer con sus poderes una llama de las tantas que fulguraban del ave. El ave se dio cuenta de la intención del hombre por capturarlo, pero antes de escapar decidió batallar con él. Antonio formaba remolinos gigantescos de fuego tratando de atrapar al ave, mientras intentaba escapar de aquel ataque cruzado que venía de todos los lados. Lennart se sorprendió de todo el dominio que tenía su Maestro sobre el tercer elemento: el fuego. Di Fellatio seguía peleando por no dejar que el ave escapase, cuando súbitamente ésta salió directamente hacia él como un proyectil. Antonio se agachó justo a tiempo, a la vez que se levantaba y formaba otro remolino que confundió al ave y la botó directamente al suelo. Se acercó rápidamente al lugar donde cayó y comenzó a decir unas palabras rituales, con las que lograría dominar la voluntad del ave. No terminó de recitarlas, porque vio al pobre fénix muy mal herido y decidió curarlo. El fénix, al ver el gesto tan bondadoso del hombre, y después de haber reconocido su poder, decidió acompañarlo desde ese momento a todo lugar.

Ambos se volvieron inseparables. Siempre se veía junto a Antonio el resplandor de la mítica ave y todos entendían que él era un hombre realmente poderoso, capaz de someter a las criaturas legendarias. Muchas veces, Lennart se sintió desplazado por aquella ave, pero sabía que estaba en la naturaleza de su Maestro ser algo cruel con los que lo acompañaban. Hubiera seguido contándole más de su vida a Helena, pero ya era tarde.

-Me encantaría seguir oyendo tu relato, pero ya es tarde y debo regresar a Palacio.

Lennart se entristeció.

-Lo entiendo. Será mejor que vayas pronto, ya se acerca el sol a la línea del horizonte.

Helena se despidió y salió muy veloz encima de Ashta. Lennart se dio cuenta que estaba enamorado de alguien a quien acababa de conocer, y no sabía si era bueno o malo, porque nada cambiaría su opinión de aquella bella muchacha.

III Parte. Helena. 1.2

Aquella noche, Lennart, el hechicero no pudo dormir en paz. El recuerdo de aquella doncella le atormentaba en lo más profundo de su alma. Sabía que no debía interferir en el destino de otras personas, pero tuvo ganas de poder aparecer de nuevo en la vida de aquella bella muchacha que simplemente lo escuchó hablar, pero por buena educación no lo demostró así. Al contrario, parecía que le había gustado la historia de Deydra y el uso del poder del mago para hacer el bien. No sabía porqué la imagen de la chica se le había quedado clavada en algún lugar del cuerpo, a pesar de tener experiencia en cuanto al control sus sentimientos que únicamente sirven para atar al cuerpo dentro de una cárcel imaginaria. Era la primera vez que sentía algo así, por lo que debería controlarlo: aquel sentimiento llevó a la perdición a muchos reyes, profetas e imperios; inclusive su maestro había perdido la vida por haberse dejado llevar por el amor.

Antonio di Fellatio perdió la vida diez años atrás por culpa de una mujer. El hechicero aún era aprendiz, y Antonio di Fellatio era el mago más poderoso que jamás haya existido en la tierra. Era capaz de controlar el fuego y vivía casi sin comer o dormir: las necesidades de su cuerpo habían sido desechadas por su inutilidad. Llevaba siempre un fénix con él desde que lo capturó en la azotea del mundo, el Himalaya, donde todavía quedaban hombres con la capacidad de leer el futuro gracias al poder del Tercer Ojo. Su vestimenta verde hoja y su pelo corto encrespado lo hacían resaltar sin necesidad de considerar su gran tamaño y espaldas cuadradas. No eran sólo esos sus poderes lo que hacían famoso a Antonio, sino también su historia. Era uno de los pocos hombres que había logrado llegar a conocer al Aizen Myo-o, y al mismo tiempo al Vairocana, la forma suprema de Buda (dharma-kaya). Él logró que los aquelarres volvieran a realizarse en la localidad de Carcasona. Fue él quien le aconsejó al Papa Gregorio IX los estatutos para poder establecer el Excommunicamus, base fuerte de los que sería en un futuro la guía para la Santa Inquisición. Tal vez la grandiosa fama que siempre le rodearía sería gracias a aquel resplandor dorado en sus ojos que lo hacía único incluso entre los que poseían dones. Aquel resplandor parecía declarar que él era parte de una secta cuyo único fin era traer el traer el Mal a este mundo por todos los pecados de sus habitantes. Nadie lo conocía personalmente, todos querían verlo, muchos decían haber hablado con él y otros aseguraban que tenía un aprendiz. La verdad, nadie sabía casi anda de él y eso era conveniente para sí mismo. Antonio di Fellatio era un hombre muy reservado, incluso para su alumno. Era duro con él y muchas veces demostró crueldad con criaturas inocentes. Tal vez nunca nadie pudiera romper aquel corazón frígido y despiadado.

Pero apareció ella. Su nombre era Anne, no era bella, pero era única. Aunque el mago nunca llegó a saber que era lo especial en aquella mujer, si supo que su maestro estaba totalmente embelesado con ella. El problema era que también había otro hombre enamorado de ella, y lo peor era que se trataba del antiguo compañero de Antonio di Fellatio, el único que podía competir con él en poderes y que creía conocer perfectamente el alma de aquel hombre: José Delaura. Los dos estaban completamente seguros de que irían hasta el fin del mundo sólo por ella y decidieron medir sus poderes en una batalla que destruyó todo el bosque en el que se hallaban. Nadie sabe que sucedió entre los dos, pero nunca más se les volvió a ver. El mago entendió muy bien la lección: no debía jamás perder la cabeza por una mujer, su maestro ya había padecido por aquello y él no repetiría los mimos errores. Nunca se dejaría llevar por algo tan insignificante como el amor.

O al menos eso creía.

III Parte. Helena. 1.1

Nota: La II Parte. Nieve está incompleta, pero los capítulos que faltan aún están sin visto bueno (falta de revisión) así que por el momento iré poniendo la tercera parte y posteriormente lo correspondiente a lo faltante de la segunda.

Esto era antes de los días en que la nieve era violeta y el frío mutilaba a los del reino. Aquellos días en que todo era felicidad en aquel reino tan próspero y saludable, cuna de la bella princesa Helena. Ella pensó antes de acostarse que era realmente la persona más afortunada del mundo. En realidad, había muchas probabilidades de que lo fuese, ya que tenía todo lo que cualquiera desearía: desde sus anhelos hasta los detalles más ínfimos de la vida cotidiana. No tenía nada más que pedir; era la mujer más bella de todo el reino, además de ser la futura heredera del mismo por ser la hija del magnánimo rey Gonzalo. Toda su inteligencia la había desarrollado gracias a los mejores profesores de Oriente y a los juegos didácticos que compartía con su madre, la reina Beatriz. No tenía malicia alguna; al contrario, le gustaba ayudar a la gente que la necesitaba y era justa con todos, lo que se traducía en una adoración muy ferviente de parte del pueblo hacia su bondadosa princesa. Inclusive había encontrado al gran amor de su vida: el príncipe Axel Agadir. Axel era de la región donde el frío no tiene control sobre la gente porque ellos viven acostumbrados a los hielos eternos y a las tormentas de nieve diarias. Casi nadie en el mundo occidental había dejado de escuchar hablar acerca del príncipe Agadir, el gran conquistador de la zona del Barentsovo More, el gélido mar inexplorado hasta la gran odisea del rey Gonzalo en busca de la legendaria casa de los Dioses, Asgard. Agadir era el mismo artífice de la construcción de un sistema de túneles a través de los Apeninos para poder llegar a tiempo en una emboscada magistral: la batalla del abismo de Nera. Esa misma tarde le acababan de informar a Helena que la guerra del Sol (singular batalla en la que peleaba el ejército de su padre y el de su prometido, aunque Helena no comprendiese porqué se debía guerrear por arena y más arena) había culminado con la victoria del príncipe Axel sobre el coronel Yehuda Al Sadat, el legendario militar que no peleaba por cosas justas pero que tampoco perdía. Helena estaba muy orgullosa de que su amado haya demostrado su valía con semejante hazaña y durmió una noche reposada agradeciendo previamente a Dios el haberla colmado de bendiciones.

Al amanecer, llegó su nodriza abriendo las cortinas para que ella despertase como solía hacerlo cada mañana. Helena hizo la señal de la cruz con flojera y tomó un baño con agua fría para refrescarse, como solía hacerlo cada mañana. Bajó a saludar a sus padres, tomó la primera comida del día y decidió salir a pasear por los campos, como solía hacer cada martes. Ya era costumbre escuchar el pedido de Helena por ir sola a caminar, y nadie se lo negaba ya que la dama era muy querida y los mismos aldeanos la protegían, librándola de las salidas rodeada por la escolta real. El rey estaba satisfecho con que su hija experimentara alegría al hacer lo mismo que él hizo durante su búsqueda de Rosenrot: la libertad de caminar por donde la voluntad nos lleva.

Pues caminó. Hasta aquel momento Helena había cumplido cada uno de los rituales de su cómoda rutina de los martes desde que vio su primavera número dieciocho hasta ese momento en que vaciló. ¿Por qué ir como siempre al mismo campo donde voy a saludar a las mismas personas amables que me alagaban?, ¿por qué buscar seguir siempre en lo mismo cuando hoy puedo hacer algo diferente? Nadie sabrá jamás porqué Helena decidió alejarse y buscar nuevos territorios, y mucho menos nadie entenderá porqué esa simple decisión desencadenó una gran secuencia de hechos enigmáticos y peligrosos para el mundo entero que terminaron en una nevada multicolor que cambió la cara de la tierra en menos de tres días. Su vista apuntó hacia el horizonte y su intuición llegó más lejos que sus vivarachos ojos; para poder llegar allí tendría que ir a caballo o no llegaría hasta que el sol empezase a atardecer. Llegó al pueblo y pidió un caballo ensillado: le dieron uno blanco como la sal y con una mancha en la oreja llamado Ashta. Helena lo montó y cabalgaron juntos tan rápido que nadie se percató que la princesa salía de los límites de la campiña. Llegó al bosque cuando estaba cercana la hora sin sombra. En realidad, Helena deseaba ir a ese bosque deseosa de comprobar si las leyendas eran ciertas, éstas hablaban de un mago, un hechicero muy poderoso capaz de dominar a su antojo el agua de los mares y de los ríos. Él era quien había formado un oasis en medio de aquella floresta solamente para reposar lejos del batifondo de las ciudades y la ignorancia de las aldeas. Muchos decían que era un hombre poderoso que había llegado a hacer temblar a imperios enteros y que poseía toda la sabiduría del mago más poderoso de hasta entonces: Antonio di Fellatio. Contaban que Antonio di Fellatio lo había criado junto a él recorriendo el mundo, aprendiendo cada vez más acerca de lo que nadie en este orbe entiende y sin embargo asegura poder convivir con ello porque es la única respuesta frente a algo desconocido. Al igual que su Maestro, se contaba que tenía la marca del Diablo en sus ojos: un resplandor dorado visible incluso en la más absoluta oscuridad. Muchos decían que él era el responsable de la desgracia del gran benefactor de Andalucía, José Delaura. Otros aseguraban que era él quien había guiado a los alquimistas de vuelta a casa. Al fin y al cabo, todas eran solamente especulaciones, nada más, y lo mejor sería comprobarlas, pensó Helena.

El bosque no era tan tenebroso como decían; al contrario, parecía un paraíso perdido. Había árboles frutales y muchas flores de bellos colores. El canto de las aves se escuchaba en toda su magnitud mientras los fugaces rayos de sol penetraban a través de las altas copas de los frondosos árboles que casi parecían vigilarla, como si estuvieran vivos. Helena se dejó seducir por aquel bellísimo paisaje, al mismo tiempo que se adentraba en él, siempre acompañada de Ashta. Llegó un momento en que los árboles empezaban a estar cada vez más separados, hasta que finalmente llegó al límite de estos. Helena fue la primera mujer en contemplar el lago Deydra después de haber sido transportado desde su lugar original cerca a Berito hasta aquel Olimpo perdido. Era cristalino como pocas aguas, grande como muchas ciudades, pero especialmente bello. Helena se acercó a beber un poco de agua y se vio reflejada en todo el esplendor de su belleza aumentada.

-No bebas eso- dijo una voz atrás de ella,- si quieres pruébala, no te hará daño pero tendrá un sabor salino.

Helena probó de todas formas y comprobó que el agua era salada. Volteó a ver quien le había hablado y no se sorprendió de encontrar a un hombre alto con túnica azul como el cielo, de ojos celestes y con un resplandor ámbar en los ojos: el mago.

-¿Quién eres?- preguntó Helena sólo para ganar tiempo.

-Tú lo sabes, no necesitamos disimular.

El hechicero le contó que era el guardián de aquellas aguas. Ya no estaban en su lugar original, cercanas a una aldea en el camino hacia la ciudad de Berito, porque el mago decidió transportarlas para evitar su desaparición de la faz de la tierra. Él mismo le demostró a Helena que podía mover el agua con su simple voluntad e inclusive podía variar su estado con simplemente un esfuerzo de concentración: de un momento a otro un chorro de agua saltaba del lago y se convertía en una estaca de hielo. Así fue como logró mover toda aquella masa de agua hasta ese lugar apartado. Le contó además del origen de aquel lago a partir de las lágrimas de una joven, la más bella del mundo, que de paso explicaba el porqué de la salinidad del agua. Le habló acerca de la desgracia de Deydra al no haber reconocido al verdadero amor y haberse dejado engañar por la ilusión del primer romance.

-Porque el primer amor es el más bello, pero con los otros se ama mejor.

Helena escuchó todo con una fascinación recóndita que iba creciendo a cada instante. De pronto deseó que aquella tarde jamás acabase y que no llegara jamás la hora de volver al palacio, pero el hechicero ya sabía que ella debía irse. La acompañó hasta los límites del bosque y se despidió de ella agradeciéndole la compañía de aquella tarde. Él no sabía que Helena también estaba muy agradecida de su compañía ya que ella era de una discreción muy educada que a veces la hacía parecer frígida. Se dijeron adiós y Helena partió hacia el sol poniente mientras el mago la observaba alejarse sin saber que este era el acercamiento que marcaría su vida.