domingo, 21 de febrero de 2010

Frost / Nixon

Soy apasionado por la política y la historia, cualquiera que me conozca bien puede testificar al respecto. Estoy reflexionando sobre ciertos temas que involucran al número 6, término con el que definimos ella y yo a nuestros miedos, a nuestras inseguridades.

(Dicha denominación nació de un post de Alhy, la soledad de los números primos, ambos nos sentimos difíciles de encontrar en un mundo tan agresivo que ella rápidamente me dijo Yo soy el 7 y tú el 5, por qué le pregunté, porque yo soy perfecta y tú eres panzón. Nuevo propósito: bajar mi panzita :P)

Iré al punto, imagínense a David Frost, un presentador de televisión que asumió el reto más grande para cualquier periodista, abogado, fiscal o político americano haya asumido: entrevistar a Richard Nixon.
Nixon, protagonista del escándalo Watergate, no cedía ante nadie, era muy astuto y fácil de labia, al mismo tiempo que intachable en su definición propia de moral: él no era culpable a pesar de todas las evidencias y nunca admitió su culpa. El pueblo americano necesitaba una disculpa por tremenda ofensa a la nación, por haber sacrificado tantas vidas en Vietnam, por haber deshonrado al país siendo el primer presidente americano en la historia que renuncia a su cargo. Fue esto lo que, a pesar de todas las miles de dificultades, David Frost asumió lograr.
Las entrevistas de Frost vs Nixon serían establecidas en cuatro sesiones que tratarían los siguientes temas: Asuntos internos, Política exterior, Nixon: El Hombre, y El caso Watergate. Desde el comienzo de las sesiones, Nixon dominó con gran margen y ni siquiera hablando de Vietnam Frost pudo ganarle, era imbatible y simplemente las entrevistas lo hacían aparecer un gran hombre, lo engrandecían y mucha gente que estuvo presente dijo que si él se volviera a presentar, votaría por él.
En ese trance, después de tres sesiones desastrosas, Frost se encuentra desesperado en su habitación, buscando la solución a la cuarta sesión, la última y de la que dependía todo. El teléfono suena y contesta pidiendo comida, sin saber que es el mismo Nixon quien le habla.

Frost: Voy a comer una hamburguesa con queso.
Nixon: Eso suena bien. A mí me encantaban, pero el Dr. Lundgren me las prohibió. Me hizo cambiar a requesón y piña. Lo llama mi hamburguesa hawaiana, pero no sabe a una hamburguesa. Sabe a espuma de poliestireno. Espero que no lo importune.
-No.
-Es viernes en la noche. Probablemente tenga a alguien ahí a quien está entreteniendo.
-No.
-¿Qué está haciendo entonces? Un hombre joven apuesto, un buen partido soltero, solo, un viernes en la noche.
-Si quiere saberlo, estoy preparándome para nuestra última sesión.
-La importante sesión final.
-Si.
-Watergate. Cómo maneje Watergate determinará si estas entrevistas son un éxito o un fracaso. ¿Debería estar nervioso?
-Pues, haré lo mejor que pueda.
-Por supuesto. Sin restricciones. Sin restricciones. Es extraño. Hemos estado sentados uno frente al otro, conversando durante horas, durante muchos días, sin embargo, casi no he llegado a conocerlo. Uno de mis asesores, como parte de la preparación hizo una reseña sobre usted. Lamento decir que sólo empecé a leerla esta noche. Tiene cosas interesantes. Los antecedentes metodistas, las circunstancias modestas. Luego va a una universidad de primera, llena de gente rica y elegante. ¿Cuál era? ¿Oxford?
-Cambridge.
-¿Los esnobs ahí lo menospreciaban?
-...
-Por supuesto. Esa es nuestra tragedia, ¿verdad? No importa cuán alto lleguemos, aún así nos menosprecian.
-No sé de qué habla.
-Claro que sabe. Por favor. No importan los premios o columnas que escriban sobre usted o la importancia de mi cargo, nunca es suficiente. Nos sentimos como el hombre inferior, el perdedor que nos dijeron que éramos cien veces los sabelotodos de la universidad, los mandamases, los de alta cuna, la gente cuyo respeto realmente queríamos y ansiábamos. Por eso nos esmeramos tanto ahora. Peleamos por cada centímetro, trepando de una manera poco digna. Si somos honestos por un minuto, si reflexionamos sólo por un momento, si nos permitimos examinar ese lugar sombrío que llamamos alma, ¿no es por eso que estamos aquí? ¿Nosotros dos? Buscando un camino de regreso al sol, al centro de atención, al podio del ganador. Porque sentimos que se nos esfumaba. ¡Nos dirigíamos al polvo! un lugar donde los esnobs nos dijeron que acabaríamos. Comiendo polvo. Más humillados por habernos esmerado tanto. ¡Al diablo con eso!
Nosotros ganaremos nuestros titulares, nuestros premios constantes y el poder y la gloria! ¡Haremos que esos cabrones se atraganten! ¿Tengo razón?
-Sí. Pero sólo uno puede ganar.
-Si. Y yo seré su adversario más feroz. Pelearé con todo lo que tengo, porque el proyector sólo puede iluminar a uno de nosotros. Y para el otro, quedará el páramo con nada y nadie como compañía, excepto esas voces en nuestras cabezas. Probablemente se dio cuenta de que he bebido. No muchos tragos. Sólo uno o dos. Pero créame, cuando llegue el momento, estaré concentrado y listo para la batalla.
Buenas noches, Sr. Frost.
-Buenas noches...

Cuelga, cortando la frase de Señor Presidente.

Hoy me siento Frost y Nixon un tanto. Siento que me mato trabajando, me mato estudiando para lograr lo mejor y no es suficiente. No logro las cosas que otras personas logran fácilmente pero logro cosas que nadie creería. Soy aquel que aspira a dicho podio, a dicha gloria, el que quiere lo mejor, ¿por qué?
Al comienzo la respuesta era porque sí, pero ya no soy tan egoísta, pienso en ella todo el maldito día, siento que si no le dedico victorias no me sentiré bien, tengo que honrarla y dedicarle mis méritos, mis futuros triunfos. Ahora está ausente, se ha ido de viaje y estoy angustiado por no saber nada de ella, quiero saber si está bien, si se está divirtiendo, a que hora regresa y cuando podré escuchar su voz, su perfecta voz de nuevo...
Sé que es tonto mezclar temas así, pero este es mi blog caramba y tengo el derecho a hacerlo. Quiero ser mejor, quiero ser digno de tus abrazos, de tus besos y tus postres y para eso lucharé con todo, seré el fiero luchador que se ganará tu respeto y admitirás que de verdad valgo la pena.

Pido perdón al lector, mi mente es una confusión increíble, soy el único que compara política con amor XD




PD: Frost encontró un hilillo del cual jalar y con el cual hizo que Nixon mostrara su cara arrepentida frente a toda la nación. Lo logró finalmente, inspirado por esta conversación previa. La conversación es un extracto de la película homónima a este post. Se las recomiendo, es una de mis favoritas.

lunes, 8 de febrero de 2010

Lluvia


¿Sabías que no dejo de pensar en tí durante todo el maldito día?

Quiero caminar contigo bajo la lluvia, quiero tenerte del brazo y sentir que no hay mejor momento que ahora.

-Te dije que mi ritual de la lluvia funciona.

Hazme callar a besos, muérdeme la oreja y sientete libre de amonestarme con esas palmadas suaves que nos encantan. Déjame estar en silencio a tu lado, déjame ser tu esperanza, tu hombro para llorar, tu amigo, tu compañero.
Quiero ser aquel que escuche tus piedras y contempla tu sonrisa, aquel al que le dices te quiero solamente cuando la ocasión lo amerita (porque así el te quiero se vuelve especial)





Y sonríe,
bailaré contigo hasta el último vals del crepúsculo.
Te quiero, no sabes cuanto.

La Verdad V Parte [¿Celos o miedo?]

-Es entonces cuando llega inevitable, cuando tu corazón deja de latir y tus pulmones de repartir aire.
-Estás mal.
-Ilumíname,- dijo Rodrigo interesado al tiempo que Daniela ponía dos bolsas de hamburguesas en el carrito de compras.
-En una unidad intensiva podemos mantener a una persona viva aún cuando su corazón haya dejado de latir y aún sus pulmones no funcionen. La muerte se da cuando el cese de toda actividad encefálica, es decir, cuando el proceso es irreversible.
-Tú no cambias de guión ni aunque pasen diez mil años no?
-Ernesto!
Daniela deja el carrito inerte y va a abrazar a aquel desconocido. Lo abraza efusivamente pero Rodrigo no dice nada, como si se hubiera olvidado de él...
-Te presento a Rodrigo.
-¿También eres otro doctor con la ilusión de detener la muerte?
-No, solo un físico enamorado.
-¿Apoyas a la gravedad cuántica de bucles o a la teoría de las cuerdas?
o_0!!
-Teoría de las cuerdas.
-Eres obvio.
-Disculpa, ¿eres físico?
-No Rodrigo. Ernesto siempre fue curioso como tú y le gusta aprender de todo, así no sea de informática que es su ramo, así como tú escuchas mis charlas de medicina.
-Ok. Daniela, cuéntame que ha sido de tu proyecto de detener la muerte y de si lograste esa maestría que siempre quisiste.
...
-¿Quién era tu amigo?- dice Rodrigo casualmente, al apagar el ordenador. Daniela con una taza de té y una revista baja los lentes y lo mira.
-¿Celos?
_La verdad no lo sé.
Y es cierto. Nunca ha sentido rabia ni curiosidad por el pasado de Daniela, nunca hurga ni pregunta más de lo necesario, no porque no sienta curiosidad, sino porque no le gusta ser maleducado al preguntar de más.
Daniela se acerca y lo mira. No puede creer que ese chico de emociones cruzadas sienta algo tan típico como los celos, no sabe si sentirse alabada o que.
-No sabes como reaccionar, ¿cierto?
-No. No me siento furioso pero tampoco me siento cómodo. Te quiero, me sentí un poco intimidado por él pero no dudo de tu cariño.
-¿Entonces?
Rodrigo la abraza. No sabe tanto del mundo como quisiera, como aquel tipo que domina computadoras y la relatividad general y tal vez, un pedazo del corazón de Daniela. Se siente menos y le gustaría ser más. ¿Es eso celos o miedo?
-Pongámoslo así. Ernesto fue maravilloso, fue mi primer amor y siempre será un gran amigo mío. Sin embargo acabamos y ahora estoy contigo. Ni aunque él tuviera un carro último modelo y no tu bochito, aunque él se vista mejor o sepa de casi todo en cultura general..
-¿Tienes un punto para todo esto no?,- mastica Rodrigo sabiendo que está bromeando.
-Claro, burlarme de tu inseguridad.- Le da un beso en la mejilla y lo abraza más fuerte.- Te quiero, y no cambiaré de parecer porque eres el único que me tiene tanta fe, que me quiere de esa forma tan única como tienes tú.
...
-¿Dónde están mis chocolates?
-Me los comí, lentito.
-¿Por qué no me dejaste ni uno siquiera?
-Para que entiendas que son los celos. Es sentir que alguien te arrebata algo valioso.
-Zonza, no tenías que hacer toda esa pantomima,- dice al tiempo que la atrae para darle un beso y ella le da una palmada en el hombro.
-No me digas zonza!




PD: Este texto era necesario en la estructura del relato que vengo planeando. No me siento cómodo al revelar mis inseguridades, sobre todo las que son de este tipo, ni tampoco por dejarlo tan poco pulido, preferiría no publicarlo pero es necesario seguir cierta lógica...
PD2: Muchísimas gracias a bche, quien se dió cuenta del super error que había en el texto (les dije que no estaba refinado :P)