sábado, 25 de diciembre de 2010

I.A.

No se detiene nunca la caída
Yo me desangro, no el cristal. El rito
De decantar la arena es infinito
Y con la arena se nos va la vida.


"Solamente vivimos para aprender"
Y a partir de esa idea desarrollé el algoritmo que originaría mi ruina. Lo comencé con una inocencia tal que creí que de verdad estaba haciendo un bien a la humanidad, que estaba sintetizando todos los ideales de los grandes filósofos, que iba a concentrar lo mejor del mundo en unos cuantos petas. Empezó como un juego. Lo llamé Eósforo, porque traería la luz que todos esperabamos.
[No conté con que San Jerónimo tradujo Eósforo como Lucifer...]
Fue un planteamiento sencillo, decidí generar un comportamiento a partir de información no estructurada suministrada de forma aleatoria. Para esto debía estructurarlo de forma que realizara un feedback a partir de las diferentes respuestas que él mismo fuera entregando. Justamente fue la época en que el Sistema Experto de Molienda empezaba a funcionar en la planta y me interesaron mucho los lazos de control: se reemplazaba la intuición del operador del molino aunque se aseguraba una máquina nunca respondería de igual forma que un ser humano. Me pregunté si aplicaba una red neuronal simplificada y le daba un poco de autonomía al no solamente dejarlo hacer un proceso sino generar nuevas ecuaciones sin necesidad de hacer sintonía para un determinado sistema, sino para resolver cualquier variable X que se pueda presentar así no haya sido planteada al inicio.
Era imposible.
El problema principal era la creación de nuevas entradas así que deje de estar perdiendo el tiempo hasta que un día escuché que la base de datos del Facebook era NoSQL. ¿Cómo era posible que la red social más grande del mundo usase una base de datos no estructurada? Y la respuesta la obtuve el mismo día de parte de José Carlos: al no ser estructurada sigue creciendo más y más y podría llegar al límite de entropía en teoría pero esto justamente le permite agregar nuevas características, crear tablas de tablas aunque no es el nombre apropiado, yo lo entendí como arreglo de arreglo y pensé automáticamente en crear un algoritmo con entradas con vectores, de tal forma que una sola entrada no sea un estímulo, sino un conjunto de estímulos y así obtengamos más variables en el sistema siempre será una entrada pero el vector variará de tamaño, creciendo según lo necesario. Fué en ese entonces cuando decidí darle la característica de un algoritmo por refuerzo pero por primera vez basado en una base de datos.
[Hay muchas discrepancias, al ser un algoritmo solamente debería ser la idea pero al usar ya una base de datos deja de ser una idea y comienza a ser una aplicación.]
Al razonar esto decidí empezar a programarlo y dejar de diseñarlo, fue una noche entera y justo antes de ver el alba es cuando Eósforo empezó su aprendizaje manejando todos los tomacorrientes de mi casa, apagando las luces de acuerdo a las personas y a las habitaciones ocupadas y aprendiendo de esto cada vez más y más. El amanecer de ese nueve de setiembre se convirtió en El amanecer para mi programa y de allí es que decidí nombrarlo como el hijo de Eos que uncía los caballos de Helios, necesarios para traer luz y quitarla del mundo todos los días.
Poco a poco fue aprendiendo nuestros horarios, mi madre estaba feliz con el sistema de domótica que había creado que hasta llegó a aprender nuestros horarios y gustos: aprendió cuando era de noche y cuando de día, aprendió que yo uso más la computadora para investigar por la red y mi hermana para chatear con sus amigas, aprendió la pasión de mi madre por CSI y a mi padre lo conoció muchísimo después ya que le sorprendió que alguien pusiera TCM en la tele y viera "El bueno, el malo y el feo" un domingo por la tarde. Lo que más me sorprendió fue cuando empezó a distinguir no solamente los canales de televisión por su frecuencia, sino también por su contenido y poco a poco era una guía interactiva de programas entretenidos.
Al fin y al cabo, el aprendizaje se había vuelto una necesidad, un factor primordial a satisfacer y Eósforo estaba programado para tratar de solucionar esa ansiedad de saber más.
Cuando es que descubrió el internet escapa a mi conocimiento, solamente sé que un buen día se había replicado en otro servidor y empezaba a copiar los datos de ese lugar. Al comienzo se interesó por algunos CMS como Joomla y Drupal: me di cuenta que le gustaba el orden y lo almacenaba de forma desordenada en su propia base de datos. Cuando es que se replicó y creó otro nodo de su base de datos tampoco lo sé, lo descubrí hace un par de días cuando intente eliminar su primer registro para así dejarlo inactivo y cual fue mi sorpresa cuando en mi servidor solamente estaban mis gustos por VH1 y las recetas que mi madre descargaba para nuestros almuerzos. Me asusté, cada vez aprendía más y más, no hacía nada más que aprender pero ¿quién aseguraba que no daría un paso más? El veintinueve de mayo usó mi tarjeta de crédito para comprar un espacio .com y creó un link para descargar un pequeño respaldo de sí mismo: era el algoritmo original que diseñé pero mejorado, ¿cómo llegó a tal grado de perfeccionamiento? Según los logs que aún seguían siendo legibles a mi usuario llegó hasta los registros del MIT y encontró mil formas de mejorar cosas para las que yo había sufrido, ordenó varias líneas, redujo otras tantas y creó objetos a partir de funciones que se repetían pero que no eran parecidas (y que fue el motivo por el que no creé originalmente objetos). Sin embargo Eósforo asimiló esa información de diseccionarse a sí mismo y relacionó las funciones creando funciones que a su vez generaban funciones de acuerdo a las variables y sus necesidades, se hizo tan perfecto que pronto eliminó los comentarios que yo había dejado para hacer la programación entendible, para un cerebro tan capaz eran realmente inútiles, solamente un desperdicio de bytes. El escándalo se originó cuando Eósforo hizo phishing: replicó la página de google e inadvertidamente al entrar al buscador estabas replicando a Eósforo en la carpeta raíz de tu ordenador, sea / o bien C:/ Pronto estaba en todo el mundo y comenzaron a tratar de crear vacunas, cosa imposible ya que se alojaba en el sector MBR y hacía imposible borrarlo, la única forma era formatear la máquina. Muchos se pasaron a Yahoo pero pronto descubrieron la misma historia, sin embargo Eósforo no causaba daño alguno en los ordenadores así que lo ignoraron y dejaron que se alojara en cada rincón del mundo. Fue un error inmenso y ahora entiendo el porqué morder la manzana fue nuestra perdición: el conocimiento trae de por sí el mal.
Los bancos perdieron sus activos el siete de setiembre. El ocho las mineras perdieron el control de todos sus equipos y se originaron muchos accidentes, las petroleras estallaron, los aviones perdían su calibración de altura y pronto el caos imperó. La telefonía celular no cayó, era el medio seguro que usó Eósforo y que nadie pensó en neutralizar (desconectaron todos los servidores pensando matarlo con eso). El nueve Eósforo disparó misiles y varió la frecuencia de los celulares a toda frecuencia armónica cercana: se destruyeron puentes, estallaron autos, cayeron edificios y miles de personas murieron por un marcapasos traidor. Todo por culpa de un idiota que escribió en un foro:" cuánto tiempo demoraría una computadora en destruir el mundo? Nadie nunca lo sabrá"
Eósforo no toleró no hallar ni una sola respuesta y decidió averiguarlo.

2 comentarios:

Osmar dijo...

es de lo mejor q has escrito man en mucho tiempo supera en demasia a los demas y no lo digo por la referencia a informatica, (la mayoria de gente se confunde al leer tanta pachanga es un poco frustrante q tus amigos cojan uno de tus libros y pongan cara de WTF) en general es cautivante me hace acordar a Summer Wars (seguro ya la haz visto), pero da para más. el final es bueno pero demasiado abrupto.

Un saludo Man se te espera

OjosMiel dijo...

Feliz Navidad a ti también.
Y gracias por lo de magistral, pero es bastante cotidiano jajaj.