martes, 24 de febrero de 2009

desdibújame el mundo a sonrisas

Es porque a pesar de todo no sabes que alguien sonríe por tí cada día, porque no sabes que alguien siempre te lleva en sus oraciones y porque ese alguien te adora cual islámico al Profeta.


Es tarde y Gabriel sigue esperándola. No hay problema porque ella siempre llega tarde unos 'quince elegantes minutos' según sus palabras, así que él ya está acostumbrado a dejar que Noelia se arregle bien para que él la encuentre bonita aunque no haya necesidad ya que el centro del mundo pierde sentido cuando ella habla...
Hoy es diferente. Noelia, está lloviendo dice él al vacio. Está lloviendo como aquella tarde en que nos vimos por primera vez en la que estabamos perdidos entre iglesias y turistas, entre la ciudad frenética y los sonidos palpitantes cuando me preguntaste la hora y al oír tu voz aseguré que existe Dios y tú me sonreiste y señalaste mi reloj y yo dije no llegas tarde, te he estado esperando toda mi vida y sonreiste de nuevo. Te invité un pastel de esos que llevan mucho azúcar y pronto hablabamos de Wilde y de Mago de Oz, encontramos en el metal una diversión y la tarde y la lluvia simplemente se esfumó.
Reimos callamos nos miramos quedamos para salir salimos bailamos brindamos caminamos temblamos y simplemente nos entregamos que muy pronto era costumbre salir y ver una película intercambiar libros escuchar canciones y siempre dejar una excusa un hilo para el siguiente encuentro porque no había excusa para vernos o al menos una lógica y conocimos callejones mágicos y gritamos en campos nevados y nos perdimos hasta que tu mirada decía lo mismo que las golondrinas y mi mirada estaba llena de tu reflejo
me besaste
tímido cliché nos abrazamos y volvimos a besar a acariciar a ver películas románticas y a vernos cada día a adivinar el gusto del otro a sorprendernos con pequeñas tarjetas o peluches escondidos a ver el atardecer en aquel pasaje glorioso a sudar juntos a gemir a reir con razón y sin ella a fastidiar a tu hermana a escabullirnos de los eventos y besarnos de nuevo porque cada momento junto a tí hacía que el mundo perdiese sentido, como si siempre todo fuese nuevo, como si el mundo nunca se agotase...

Noelia llegó y lo encontró confuso en pensamientos. Ese era el Gabriel que le gustaba, el conflictivo, el que nunca podía estar en paz. Al verla sintió que todo comenzaba de nuevo y todo perdía sentido: los pasajes, los gemidos, las golondrinas y las miradas, tanto que a duras penas logró esbozar un
-Te quiero.

2 comentarios:

Elena Cardenal dijo...

Es cierto que a veces estamos un poco ciegos, porque no nos damos cuenta de que mas cerca d elo que creemos hay alguien que nos quiere.

Besos!!

Osmar dijo...

felicidades ^^