jueves, 4 de junio de 2009

Secretos

Desde que nacemos tenemos (el miedo) la certeza de que moriremos, y (este) esta se confirma poco a poco al vivir. Mi vida sin Gonzalo era buscar en la cara de ancianos retazos de niños, buscando excusas para vivir, para sonreír, para convertirme de alguna forma en una Amelie o en algo...
Me he dado cuenta que uso mucho los puntos suspensivos. Voy a evitar dejar los pensamientos inconclusos y tendré que rememorar todo desde el comienzo.

Hoja arrancada. Se distinguen pedazos de papel pegados al libro con palabras como: "vivir para","otra vez" y "bebé".
Los escritos se retoman aquí:

Y me dan arcadas involuntarias, vida insensible en mi interior, fruto de una noche de pasión después de un sábado perfecto. No creo en su sonrisa, creo en su voz, en su mirada que me lee como si fuese un libro, como si me conociese de siempre.
Arañazos.
Eras el chico sin nombre; ahora te conozco, Gabriel. No dejaré de lado lo que tengo ahora pero, ¡que tentador!
Me salvaste del accidente, casi como si Dios te hubiese colocado allí, casi como si hubieses estado destinado a protegerme justo TÚ. Da lo mismo si no es cosa del destino, aún lo tomaré como algo único y especial. Prometiste verme de nuevo y apareciste: apareces cuando menos me lo espero: saliendo de la clínica, llegando al departamento, saliendo del gimnasio con Ale. Eres inevitable sin llegar a acosarme.

Hojas en blanco con una raya roja tachando de arriba a abajo.

Pero no puedo pensar en tí. No debo, mi Gabriel querido. Mi corazón es inestable y enamoradizo, pienso en cada chico guapo que conozco y me doy calabazas sola. Nunca serás mi pareja, no lo podrías aguantar, a una chica tan complicada, tan tensionada, diciendo todo está muy bien es hora de descansar cuando mi mente es peor que Sábato y tramo nuestro próximo encuentro...
Dime como disimular esta ansiedad de preguntarte si tienes novia, si te parezco bonita, si me quieres de verdad. Que tontería, no puedes quererme, no me conoces, no sabes que me gusta comer los chocolates a escondidas y sentarme en el cementerio a contemplar los mausoleos. No sabes que es más fácil ser Dios a ser una persona normal, con sufrimientos miles y con déficit bancario. No sabes que no duermo por las noches pensando en tí y sintiendome culpable, sintiendo que soy lo peor del mundo, sabiendome la idiota que no sabe escribir ni expresar ideas sin exagerar de los puntos...
No vamos a estar juntos, ahora no se puede y no se podrá, y por más que me mate pensando y razonando nunca lo lograremos... y sin embargo que ganas de abrazarte y follarte hasta que seamos inseparables!
Me das escalofríos. Podría ser todo por tí pero aún falta ver el camino. No sé porque me esperanzo, no sé porque te escribo si nunca leeras esto, el reporte de mi locura, el diario de mis desengaños, la bitácora de mis sufrimientos.
Sigo pensando en el beso que nunca debiste darme...


Extracto del diario de Sofía.

4 comentarios:

anna dijo...

Yo nunca no se porque nunca he tenido miedo a la muerte, quiza a sufrir en ella si, pero no en ella en si. Quiza por la dureza de mi vida, que a veces la he visto como una vida de escape....!!!

Un beso amigo fiel

Anónimo dijo...

Por supuesto que fue el destino.
El destino hace esas cosas tan extrañas y a la misma vez mágicas.

Mer

Jud dijo...

Vivimos muriendo y esa esa la pura verdad. El destino lo pone todo patas arriba. Me gustó pasar por aquí :)

Acuarius dijo...

Un niño no teme a la muerte, más que porque aun no la conoce puede ser que sea porque consciente o inconscientemente recuerda o percibe de algun modo la inmortalidad de su Ser. Necesita crecer más, para olvidar más, y en ese olvido cada vez más profundo....temer.