lunes, 16 de junio de 2008

III Parte. Helena. 1.9

Al día siguiente Helena estaba sentada junto a Lennart en el mismo sitio donde se conocieron dos meses atrás: junto a las aguas saladas del lago Deydra. Lennart sabía que algo malo había pasado, pero Helena se negaba a contarle, sólo le decía que se lo diría en momento adecuado, tal vez mañana, tal vez pasado pero se lo diría. Claro que la insistencia de Lennart pudo más y Helena le contó todo; desde que su prometido había regresado y que no quería lastimarlo dejándolo después de una relación tan larga sin que Axel supiese aunque sea un motivo realmente valedero; no quería dañarlo porque no era culpable de nada y sería injusto hacerle eso. Lennart escuchó todo impasible pero no entendió realmente que era verdadero y que estaba acabando con lo más bello que le había sucedido en la vida. En realidad, Helena ya le había hablado antes de su prometido, pero Lennart lo sintió distante, más bien como se piensa acerca de una excusa y nada más. Pero era real; ahora estaba aquí y lo apartaba de su amada Helena. Mucho después, reflexionándolo una y otra vez, y devanándose los sesos irrepetibles veces tratando de entenderlo, nunca comprendió porque le dijo a Helena lo que dijo.

-No importa lo que pase, vuelve con él si de verdad lo quieres.

Helena se conmovió realmente, ¿cómo podía decir eso?

-¿Por qué eres tan cruel contigo mismo?

-Porque hay una gran diferencia entre lo que debemos hacer y lo que queremos hacer. Si tú tienes que apartarte de mí para ser feliz, hazlo; yo estaré feliz de verte sonriendo no importa al lado de quien sea.

Lennart la abrazó. Helena creyó que era una forma de protegerlo, pero la verdad era que Lennart ya no quería que Helena vuelva a ver las lágrimas en sus ojos. Todo lo bello acaba. La primavera se va y regresa al siguiente año; el sol se va todas las tardes, y regresa glorioso al día siguiente; pero el amor se va y es posible que nunca regrese.

-¿Cómo se llamaba tu prometido?

-No se llamaba.

Era más que evidente que ella no quería hablar del tema. Sin embargo no se movía de allí y seguía al lado de Lennart. A veces uno cree que el mundo está a su favor, siente que todo es maravilloso y no importa nada más que vivir para nuestro ser amado. ¿Por qué no puede durar eternamente esta sensación?, ¿es qué acaso la felicidad es relativa?; o peor aun, ¿acaso el amor es sólo una ilusión para sentirse mejor cuando estamos solos durante la noche? El mundo es cruel: nos hace creer que todo es maravilloso y de repente nos lanza al abismo. Lennart se sentía horrible. Él creyó realmente que ella había llegado a quererlo de verdad. ¿Acaso sólo había sido un juego para ella? Ella sabía muy bien que él daría su vida por ella; ¿Por qué hacía esto?

-Es tarde,- dijo Lennart,- te acompaño hasta el castillo.

-No es necesario, - contestó ella, deseosa de irse rápidamente.

Y se fue. Lennart se quedó allí sentado, viendo como Helena se iba en Ashta, más veloz que cualquier otro día. Estuvo allí hasta el día siguiente, encima de la que fue Deydra, la única que entendía ahora su dolor. Lo malo es que no pudo ver las lágrimas del corazón de Helena por culpa de la luz y la sombra de su propia alma.

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