-¿Vamos?
Dios mio ¿que hago?
-¿Quien eres?
-Soy la que te estuvo buscando
Le crei porque no habia nada mejor que hacer. Caminamos juntos junto al río. Tenía un vestido de campo y cada vez que miraba sus ágiales pies dando golpes en el suelo revolvía el pensamiento al saber que no la conocería jamás.
-¿Que árbol es?
-No se.
-¿Y aquel?
-Tampoco lo se.
-No eres muy animoso a veces sabes.
Si lo soy, solo que con tanta belleza pierdo el control.
-Descansemos.
Nos sentamos y el sol dejó de avanzar. Conversamos un poco de su vida y otro poco de la mía, tal vez nunca recordemos que pasó pero me gustó [no se si a ella tambien...]
Cambiamos el hambre por manzanas. Poco a poco me empezaba a gustar más y más aquella desconocida que pronto marcaría mi vida. El cielo era celeste a pesar de los nubarrones presentes [maldita contaminación]
-Quiero pedirte algo...
-Dime- dijo.
-Lanza las semillas al agua.
-¿Por que?
-Solo hazlo.
El cuervo volvio la mirada y las semillas golpearon la superficie imperturbable. Poco a poco las ondas avanzaban hasta que me tocaron.
No recordó más. Ella se fue sin dicho recuerdo. Yo tuve la sensación agradable de que ella disfruto la tarde y aunque así no fuese, así lo contare porque es un recuerdo feliz y esos se cuentan por pocos en mi vida...
[Disculpame si te hice entrar a una iglesia aquella vez. Fue estúpido pero no supe como reaccionar frente a tu vestido y a tu belleza...]
1 comentario:
La calle de la foto me recuerda mucho a las calles de mi ciudad,concretamente a una en la que me suelo sentar a tomar algo y escribir.
Un saludo y seguiré visitando tu blog porque la verdad me ha gustado mucho.
Mer
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