lunes, 19 de mayo de 2008

II Parte. Nieve. 1.2

Él la buscaba entre las nubes y se enfrentaba a tempestades y ahora no está seguro de que si ella existe. La recordaba ligera como la luz y presente como el viento: no podía verla pero la sentía y sabía que estaba allí. Para él no era tan solo un ángel, era algo más que una muchacha de triste mirada, era su amada. No importa la lluvia bajo la que va. El agua no duele, aunque si puede llegar a tener dolor.

La encontró varias veces en su camino. Fue bella aurora en medio de un desierto y ángel frígido en medio de una multitud en Roma. Lucía siempre tuvo un aire de independencia que al mismo tiempo parecía repulsión a la soledad. El miedo era imposible en aquel rostro. Su piel era tersa y del color del pan del medio día. Ella decía que Dios hablaba árabe entre sus ángeles y se comunicaba en arameo con los hombres. Si uno le preguntaba como era el rostro de Ville ella no podría responder. Si uno le preguntaba porque buscaba a alguien a quien ni siquiera reconocería cuando lo viera ella respondía que conocía su aura porque era armónica con la suya. Si uno le objetaba que después de miles de años el aura de Ville se había tornado gris ella no osaba responder. Ya no le importaba realmente encontrar a Ville por amor, ahora casi lo hacía por costumbre. ¿De verdad? Ella misma no conocía la respuesta a esta pregunta.

El forastero le era alguien simpático. Ella había estado allí junto a él varias veces pero él nunca sabía que es lo que hacía mal, porque a pesar de estar totalmente enamorado de ella nunca era capaz de dejar fluir las palabras correctas para expresar lo que quería aunque Lucía ya lo sabía todo casi desde el comienzo. Siempre era reposada, caminaba tranquila, de uno a dos, con la conciencia de que el tiempo era eterno y nunca había prisa para nada. A veces el forastero pensaba que ella lo veía como alguien patético, simplemente prendido de ella, obsesionado con el primer ángel que viera en su vida. Y aunque no es nada común ver ángeles para los humanos era todavía más increíble ver al único que cumplía la tarea de traer desgracias y muerte para los insurrectos. Su obediencia era total, no había criatura más sumisa a la voluntad del Señor desde que Éste decidió perdonarla de su terrible error de abandonar el Paraíso. Un día se hallaban los dos reposando bajo la sombra de un manzano sin decir nada, aunque cada uno sabía que el otro se cuestionaba acerca de su destino. Para el forastero todo era claro, su destino era seguir a aquel bello ángel y ayudarlo si podía en sus batallas contra las hordas del mal. Para Lucía nada estaba determinado. La pregunta nunca fue formulada, la duda era general en su cabeza y mucho más la confusión.

¿Por qué haces la labor de la Mano Izquierda de Dios?

Por los demás.

¿Por qué hago la labor de la Mano Izquierda de Dios?

Porque me ayuda en mi búsqueda de Ville. Es casi una excusa para justificar mi pesquisa por el mundo de alguien que ya no recuerdo claramente.

¿Por qué hago la labor de la Mano Izquierda de Dios?

Porque es lo correcto.

¿Lo haces para sentirte bien contigo misma?

Tal vez, pero creo que es la única forma de sentirme bien, haciendo el bien para los demás. Soy un ángel, una hija de Dios, soy un ser intangible que casi es invisible para los demás criaturas.

¿Es sólo eso?

Pero hay algo más que no entiendo. Temo que mi tarea no esté bien, que debería abandonar todo y dejar de existir. Acaso el hecho de ser inmortal hace la vida más indeseable. ¿Qué es la vida? Un breve lapso de tiempo que se nos ha concedido. ¿Para qué nos conceden la vida?

No hay respuesta.

Por temor. La verdad está dentro de cada uno de nosotros pero nuestro interior es tan oscuro que no podemos verla y ni siquiera podemos saber quienes somos de verdad.

¿Quién soy?

El cuerpo que ahora mira este muchacho es simplemente una corteza física creada por la interacción con los demás seres humanos. Un ángel es una manifestación del amor de Dios en la Tierra. Pero yo llevó miles de años viviendo aquí, posiblemente el amor de Dios nunca haya abandonado a los humanos pero entonces, ¿por qué tanta maldad y destrucción?

Por eso tengo que ser buena.

¿Por qué?

Porque eso está bien. No. Porque aborrezco la maldad, odio a Lucifer por haber empezado aquella rebelión que acabó con la paz del Universo, lo detesto por haber perdido a Ville…

Si hay odio en tu corazón entonces no eres buena.

No quiero ser como Lucifer. Tengo que ser buena y continuar con la misión de Dios. No entiendo su voluntad pero nunca la cuestiono. ¿Acaso es malo dudar de Dios?, ¿lo es?

¿Tiene miedo?

Mi yo verdadero siempre está llorando.

¿Quién eres tú entonces?

Yo soy aquella que habita dentro de este cuerpo que ya no recuerda la luz de la Creación. La Gloria del Señor ya no está conmigo y estoy ciega a todo intento de redención.

Eres un ángel, ¿por qué no regresas con los tuyos?

Ya no estoy segura de ser un ángel. Los ángeles son siempre buenos. Yo no lo soy, pero debería. El hecho de convivir con humanos durante siglos me ha hecho casi razonar del mismo modo, ya sin abstraerme del cosmos. Reflexiono cada día y cuanto más aprendo más perdida estoy. No, no quiero vivir entre los humanos, son inferiores y egoístas. Son la única especie que crea a conciencia la que será su propia destrucción. A ninguno le interesa nada más que su propio bienestar.

¿Por qué no quieres volver entonces?

Siento algo diferente a la felicidad. Es el aislamiento. Me alejo de mis semejantes porque ya no me considero digna, y me alejo de los mortales porque no quiero ser como ellos. Quiero aislarme porque creo que es lo mejor. Fui creada para alabar al Señor y escapé. Ya no sirvo para mi propósito inicial y ahora sólo espero que todo esto se acabe; busco el final cada día en medio de mis batallas con los caídos pero nunca encuentro mi fin. Antes le temía a aquel día, ahora lo espero con ansia aunque este humano crea que vale la pena pasar el tiempo conmigo.

¿Lo quieres?

No lo sé. ¿Qué es querer? ¿Es sentir alguna atracción física por la otra persona? Entonces no lo quiero porque no me importa el placer. ¿Es tal vez depender del otro porque es necesario para tu felicidad? Si es así no lo quiero porque me da lo mismo verlo que no tenerlo. ¿Es acaso desear ser parte de él y nunca dejarlo porque me preocupa mucho su bienestar? Entonces no lo quiero porque puedo vivir sin él. ¿Qué es querer?

¿Quisiste a Ville?

No hay respuesta. ¿Qué es querer?, ¿de verdad quise a alguien algún día? Estoy asustada, ya no me reconozco a mí misma. No quiero estar sola, odio mi aislamiento.

-Pero no estás sola- dijo una voz a su lado.

Lucía levantó la vista y allí seguía el forastero. Aparte del eco de su voz el único sonido era el de la vida y el del árbol bajo el que estaban. Aquel trotamundos no la había abandonado desde que se volvieron a encontrar. Tomó su mano con fuerza agradecida por aquellas cuatro palabras aunque fuesen insignificantes, aunque no supiese que es querer.

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