viernes, 2 de mayo de 2008

Mi sarcófago de deseos

Todo lo que yo quiero:
un viaje a Paris
donde mi ayer se convierta en un solo recuerdo
las aves vuelan hacia el sur
siempre buscando el vino del sueño
y la forma de tus labios.
Pararse en el pasto con los pies descalzos
sentir la brisa tocar mi rostro
y volar por el cielo sin límites
pero ser invisible para que ella no me vea
cuando busco tu casa
en la pradera del desierto
donde escribo estas líneas de luz y fe
el sueño que quiere pero no debe nacer
ni puede hacerlo por su naturaleza artificial
y sentir la arena entre mis dedos,
me gustan los lapiceros,
mi lapicero
escribiendo y sentenciando
creando y destruyendo
dándole aliento de vida a mi reino
donde tú estás repetida una, diez, cien mil veces
y yo solo en un rincón comiendo helado
sintiendo el gélido aliento de mis anhelos,
anhelos que murieron por la naftalina del cofre en que un día los guardé
y poco a poco los abandoné,
obnubilado por la vaga ilusión del brillo fatídico de la brillantina tus ojos...
aun me queda un deseo
y no quiero que los sacerdotes me lo quiten
ni que los filólogos lo desmenucen
ni mucho menos que tú lo hagas realidad
porque es lo único que me queda
y si lo realizas empezará
y todo lo que empieza acaba
como las flores, como la vida, como tus besos, como estas líneas...

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